Entidades de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que representan a productores y cadenas de oleaginosas, apoyan la propuesta de la Comisión Europea, que solicita renovar por 10 años la autorización del uso de glifosato en la Unión Europea (UE) luego de que las evaluaciones de riesgos y peligros concluyeran que el nivel de riesgo no justifica prohibir la utilización de este herbicida. El análisis y votación de esta solicitud se hará el 13 de octubre y se espera que el proceso de toma de decisiones concluya el 15 de diciembre, cuando expire la licencia actual de este defensivo agrícola.

 

Por medio de un comunicado, la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja Brasil), Asociación de Productores de Soja y Maíz del Estado de Mato Grosso (Aprosoja Mato Grosso), la Asociación de Productores de Soja, Oleaginosas y Cereales del Paraguay (APS), la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) y la Mesa Tecnológica de Oleaginosos del Uruguay (MTO) sugieren y ven la necesidad de renovar la autorización del uso de glifosato en la UE, basándose en evidencia científica, tal y como exigen la normativa europea, los compromisos internacionales de la UE y sus Estados miembros.

 

El viernes 13 de octubre los 27 estados miembros de la UE tratarán la propuesta hecha por la Comisión Europea, que se basa en la renovación por 10 años del uso de glifosato, tras un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA), que aclara que no se espera ningún impacto negativo en la salud humana o ambiental con base en los usos propuestos y bajo buenas prácticas agrícolas (BPA).

 

Se aguarda que el proceso de toma de decisiones concluya el 15 de diciembre, cuando expire la licencia actual del herbicida en el bloque, tras una prórroga de cinco años solicitada por el Grupo de Renovación de Glifosato (GRG) y aprobada en 2017.

 

Las conclusiones de las evaluaciones de riesgos y peligros de la sustancia activa glifosato especifican que “no se identificaron áreas de preocupación crítica, concluyéndose que no es cancerígeno, mutagénico de línea germinal, genotóxico o mutagénico en general, tóxico para la reproducción, neurotóxico ni disruptor endocrino. No se esperan riesgos dietéticos inaceptables y no se identificaron áreas críticas para la toxicología y ecotoxicología de los mamíferos”, explica el comunicado conjunto.

 

Desde las entidades del Mercosur comparten el compromiso de satisfacer la creciente demanda mundial de productos de soja, que representan un porcentaje importante del excedente exportable de este grano en el mundo, además reconocen la creciente presión sobre la producción para satisfacer la demanda de seguridad alimentaria y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente y la salud humana.

 

El comunicado destaca que “el glifosato es una herramienta crucial en los sistemas de agricultura regenerativa, donde la no remoción y la cobertura del suelo son una base fundamental de un enfoque holístico que integra tecnologías que ayudan a los agricultores a producir más con menos, promoviendo la biodiversidad, generando resiliencia y reduciendo la huella de carbono”.

 

Los productores regionales sostienen que los sistemas de agricultura regenerativa utilizados en la producción de alimentos utilizan el glifosato como una herramienta eficaz, siendo un herbicida aprobado por organismos de salud en más de 140 países, donde los residuos resultantes de su aplicación se ajustan a los límites máximos de residuos de plaguicidas (LMR) establecidos por el CODEX y otras normativas internacionales que promueven la inocuidad, la calidad y la equidad en el comercio internacional de alimentos.