La incorporación de la soja como una alternativa de rotación con el arroz es una tendencia agronómica que ayuda a reducir, por una parte, la incidencia de malezas para el cereal y, por otra, a dotarles de un rubro económicamente viable a estos suelos considerados, en muchos casos, marginales.

 

En la zona de San Cosme y Damián, el equipo de Productiva acompañó al Dr. Ing. Agr. Héctor Ramírez, director de Arrozal S.A., en una gira por parcelas de arroz que se encuentran en rotación con soja.

 

“En este, así como en muchos campos, existe una rotación de arroz con soja, porque es lo mejor que hay, ya que se le brinda una mayor vida al suelo, mejorándolo con materia orgánica, fundamentalmente en niveles de nitrógeno y también reduce los niveles de infestación de arroz colorado”, manifestó.

 

Este sistema está avanzando rápidamente en Paraguay y Brasil, que tienen muchos problemas con el arroz rojo. Actualmente, muchos campos que eran de arroz, específicamente, hoy reciben esa rotación de especies.

 

Expresó que en Paraguay se dispone de mucha más tierra para el desarrollo de este sistema. Agregó que existen campos para arroz, pero que no tienen suficiencia de agua; por lo tanto, esta rotación de soja en tierra baja irá creciendo en los próximos años.

 

Ramírez acotó que este avance requiere una canalización más profunda para el drenaje y para que baje el nivel freático, porque cuando durante los periodos lluviosos es muy fácil que estos campos bajos se inunden. Añadió que la soja no soporta ese periodo largo de inundaciones con altas temperaturas.

 

Así también, destacó que puede mejorar la parte de fertilidad de los suelos y el drenaje para los campos de arroz, ya que todavía falta mejorar el manejo del agua, tanto de riego como de drenaje. “Bienvenida la soja para la zona porque va a resolver problemas de arroz rojo y también está mejorando la estructura del suelo para el propio arroz”, significó.

 

Expresó que en la zona visitada se pueden observar diferentes opciones de cultivos agrícolas, ya que es un campo que tiene una alta infestación de arroz colorado. “Venimos trabajando con diferentes manejos para saber si podemos recuperar el potencial, ya que es un campo muy productivo, pero en cierta forma el arroz colorado venía quebrantando esa parte y llevando hacia abajo los niveles de productividad”, resaltó.

 

Control
Para el control de malezas en el cultivo de arroz desarrollaron dos estrategias. Una de ellas fue dejar el suelo sin uso por un año, solamente con preparaciones sucesivas, ya que en la medida que fueron apareciendo las malezas, fueron eliminadas mecánicamente. En ese sentido, hubo tres fases de discos durante un año con el fin de reducir el banco de semillas. Luego de lograr el objetivo, se realizaron desecaciones químicas con glifosato.

 

En la parcela de arroz la siembra arrancó a finales de agosto en un campo limpio, en donde se observa el efecto del trabajo realizado.

 

La segunda estrategia fue el manejo con la barra química, cuyo objeto fue conseguir que la maleza no llegara a producir semilla. Agregó que mediante estas dos alternativas se logró reducir los niveles de infestación del arroz colorado.

 

Corrección
Al incorporar la soja en campos de arroz es necesario considerar ciertos manejos, como la corrección de la acidez del suelo para alcanzar un escenario propicio de desarrollo de la producción de la oleaginosa. “Es fundamental la corrección de suelos en la parte nutricional y de acidez porque estos campos son muy ácidos y con alto contenido de aluminio, que puede ser tóxico para la soja. Se tiene que hacer el encalado en diferentes niveles”, recomendó Ramírez.

 

Después del cultivo de arroz los niveles de fósforo y potasio en el suelo aumentaron, considerando que los campos vírgenes que iniciaron con este rubro registraban al principio niveles muy bajos de estos nutrientes. Acotó que luego de unos cinco a diez años de cultivo de arroz, los niveles de fósforo aumentaron sustancialmente. Además, con la corrección la disponibilidad de esos nutrientes también mejoró tanto para la soja como para el cereal.

 

Por otra parte, la sequía que se registró al inicio de la siembra en esta campaña demandó el establecimiento de una estrategia importante como lo es el baño de siembra. “Tenemos la gracia de Dios de disponer de suficiente agua tomada del río Paraná, entonces lo que hacemos con el campo preparado es un baño para que emerjan las malezas para desecarlas antes de la siembra”, explicó.

 

De esa forma se logra una germinación más rápida, ya que el objetivo es ganarle la carrera a las malezas en este periodo, considerando que el arroz ejerce una cobertura del suelo que inhibe la germinación de malezas; por lo tanto, cuanto más rápido se realiza el trabajo, la competencia con la maleza será menor.

 

Además, con este enfoque se busca minimizar el uso de herbicidas porque no es fácil controlar al arroz colorado porque ya es resistente, a pesar de que la variedad de arroz utilizada sea tolerante. “La opción que tenemos de control químico prácticamente ya no responde en esta situación”, aseveró.

 

Estructuración
La estructuración de los campos bajos es necesaria para obtener un éxito en la producción de soja y consolidar el drenaje en cultivos de arroz.

 

Ramírez explicó que la incorporación de la paja de manera inmediata después de la cosecha es lo mejor que existe porque en estos campos se llega a 10 000 kg de arroz por hectárea y con eso la biomasa del cereal también es elevada. Dijo que el índice de cosecha de paja-grano en el arroz es del 50 %, por ende, incorporar con discos esa paja es muy difícil una vez que se seque en el campo.

 

“Nosotros no recurrimos a la quema y, por otro lado, el reciclaje de la paja es muy importante porque absorbe muchos nutrientes, entonces queda mucho remanente de elementos nutricionales en el cultivo. Con eso reciclamos, a pesar de que la descomposición y mineralización de estos elementos es lenta, pero por lo menos un porcentaje año tras año se va acumulando nuevamente”, explicó.

 

Destacó que lo recomendable es la incorporación inmediata de la paja después de la cosecha con suelo húmedo, seguida de un drenaje porque queda encharcado con agua y tampoco existe la descomposición aeróbica porque necesita oxígeno. “El proceso que debe hacerse es la cosecha, incorporación y drenaje, para luego realizar la preparación, que es la opción más eficiente en cuanto a manejo de suelo para su uso al año siguiente, ya pensando en soja”, concluyó.

 

Acompañamiento
Ramón González, responsable del área arrocera de la empresa, refirió que el cultivo de arroz demanda mayor atención, sobre todo en cuanto al control eficiente de malezas en posemergencia. “Se están viendo algunos escapes de malezas, lo que demanda un mayor monitoreo antes de llegar a una etapa de diferenciación en donde a partir de ese momento ya no se permite aplicar herbicidas”, agregó.

 

Antes de la siembra evalúan las condiciones de las máquinas para no tener ninguna demora en el trabajo.

 

Agregó que la presión del arroz colorado sigue siendo alta, por ende, demanda mucha atención y preparación anticipada para ir eliminando las malezas a través de la desecación. “Así, cuando llega la época de siembra se tiene una menor incidencia de malezas. Se requiere de una mayor atención en la tecnología y de las mismas maquinarias”, expresó.

 

[Material publicado en el segmento Nota de Tapa de la edición Nº 74 de diciembre de Revista Productiva, páginas 22 y 23]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]