El 28 y 29 de abril se desarrolló el Rally de la soja, una gira por el Chaco Central organizada por la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), que permitió conocer experiencias de investigación y siembras comerciales de soja de productores que vienen trabajando con base en aciertos y errores con el principal rubro agrícola del país.

 

En la ocasión, el productor Marcio Kauenhowen, comentó su historial en torno a la siembra de soja y la decisión de sumar a la Brachiaria ruziziensis como cobertura orgánica. Indicó que el establecimiento fue adquirido a finales del 2013 y que, anteriormente, en el área se hacía ganadería.

 

Comentó que iniciaron con los preparativos de limpieza del terreno y en el 2014 sembraron sorgo y luego cultivaron algodón, ambos con rindes de 4 toneladas por hectárea en el primer año. En su momento, también optó por el cultivo de maíz y sésamo.

 

Después, mencionó que hubo intensas lluvias que ocasionaron la erosión del suelo. “El problema de nuestro suelo es que se sella muy rápido; sino hay una cobertura, el agua quiere correr”, recalcó.

 

Luego de la soja sembraron Brachiaria ruziziensis, que contribuyó a lograr resultados interesantes debido a la rotación de cultivos, indicó.

 

El productor comentó que la Brachiaria ruziziensis se presenta como una alternativa válida para mejorar la cobertura del suelo chaqueño. Luego de la soja no pudo continuar sembrando por la falta de agua, motivo por el cual optó por la pastura. “Hicimos una cosecha de heno en noviembre, lo dejamos crecer hasta mayo y allí fue cuando hicimos la primera desecación hasta febrero de este año y cada vez que se va enmalezando se hace una aplicación para frenar las hierbas y tratar de captar cada gota de agua que cae”, explicó.

 

Contó que se aprovecha el heno para recuperar los gastos que tuvo con la Brachiaria ruziziensis.

 

Kauenhowen indicó que la Brachiaria ruziziensis ofrece una gran ventaja en cuanto a la captación de agua. “Cuando nos llovió 30 mm se estaba corriendo el agua, pero con la ruziziensis no se veía ese efecto”, resaltó.

 

Dijo que la infiltración del agua es mejor y se mantiene la humedad, lo que facilita la siembra. “Con la soja estamos muy bien, en comparación con otros cultivos, en cuanto a enmalezamiento y el problema con insecticidas, ya que en años anteriores era más grave poder controlarlos”, aclaró el productor.

 

El agricultor comentó que la idea es apuntar a un sistema de producción agrícola estable con la rotación de diferentes pasturas y así formar un colchón para la soja. Después de la cobertura tiene pensado sembrar trigo o algodón.

 

Si bien los costos son altos, mencionó que el buen manejo y la inversión para obtener buenos resultados es el camino para seguir produciendo.

 

Cobertura. Respecto a la integración del sudán negro con el cultivo de soja, el productor Cliff Doerksen manifestó que como proviene de una familia ganadera le interesa optar por este cultivo debido a su crecimiento y su rusticidad. “Empezamos a ponerlo en el invierno y como el Chaco es muy ganadero se puede vender las semillas del sudán, ya que la cobertura se mantiene por más tiempo que otras”, añadió.

 

Asimismo, dijo que en su caso el costo de producir otros cultivos de cobertura es mayor al del sudán negro, ya que cuenta con las semillas.

 

Por otra parte, contó que las variedades de Avanti Seeds se han destacado en los últimos años, especialmente durante la sequía. “Busco hacer un promedio que resulte en años de sequía”, indicó.

 

En lo que refiere al distanciamiento de siembra, comentó la buena experiencia con el espaciamiento de 90 cm y observó que si la cantidad de plantas por metro es reducida, hay un mejor rendimiento después de un mes sin lluvias y la planta puede crecer bastante bien.

 

“Se puede reducir aún más con las plantadoras de Estados Unidos que estamos trayendo y que vienen en 15 pulgadas, que representaría 38 cm”, acotó. Aun así recomendó tener en cuenta la ramificación de cada variedad sembrada.

 

Para el control de plagas y malezas contó que está utilizando una cuchilla que corta las raíces y da un buen resultado. La pulverizadora es manejada con bajo caudal y los resultados son de entre 80 % y 90 %. “El Amaranthus y la buva están también, pero varían las malezas”, precisó.

 

Asimismo, los trips tuvieron gran protagonismo en los últimos años, no así las chinches. “Con el thiametoxan suelo entrar antes de que haya muchas plagas y me gusta entrar anticipadamente. Sin la cobertura es difícil producir soja porque los peladares se agrandan y es mejor darle cobertura a la soja”, refirió.

 

En la oportunidad, el productor Jenny Dueck contó su experiencia con la integración agrícola-ganadera. El primer año con agricultura se dio en el 2018 con cultivos de maíz y Brachiaria ruziziensis, luego inició con la soja, pasó a sembrar sorgo el año siguiente hasta ahora que volvió a sembrar soja.

 

“Esta campaña tuvimos varias dificultades porque no llovió en enero y en febrero fue poca la lluvia. Iniciando la floración empezó a llover y en abril se cortó otra vez”, explicó. Comentó que el potencial de rinde sería de 2000 kg por hectárea.

 

Dentro de la rotación de cultivos, dijo que el planteamiento debe ser interanual, aunque si el tiempo acompaña, sugirió sembrar un cultivo de invierno después de la soja o sésamo, ya que se busca no hacer monocultivo.

 

“La experiencia con ruziziensis fue muy buena; estoy implementando desde el 2018 y cada año voy haciendo. La cobertura que me deja es mucho mejor”, subrayó.

 

Mencionó que el suelo chaqueño no tiene impedimentos de una capa dura para que las raíces lleguen muy abajo, hasta 2 m de profundidad. “Con las altas temperaturas que tuvimos en abril la demanda de la soja es tan alta que no llega a sacar el agua”, añadió.

 

Indicó que la elección de variedades de soja de ciclos cortos da una mejor oportunidad de rendimiento que las de ciclos largos. “Nuestro sistema se basa en acumular agua previa a la siembra y con 200 mm más de lluvia en campaña la soja puede producir una gran cantidad de granos”, agregó.

 

Según su recomendación, es oportuno tener una variedad de ciclo corto, colocarla en los meses de mayores lluvias y con la reserva de agua anterior se asegura un mejor rinde.

 

Investigación. Desde el Servicio Agropecuario de la Cooperativa Chortitzer, el Ing. Agr. José González hizo énfasis en la fertilización de base y su respuesta en el cultivo de soja. En la estación denominada el Cambisol se mostraron los ensayos realizados en la parcela que tiene una nivelación con láser.

 

En el sitio se probaron dos formulaciones: una mezcla de 15-15-15 y sulfato de amonio que aporta nitrógeno, en comparación con un testigo. Indicó que se observan los rendimientos futuros, pero lo normal es que los suelos no respondan a los fertilizantes. En el caso particular, se realiza para corregir la deficiencia.

 

“Los rendimientos son los que nos van a decir si pagan o no dichas aplicaciones”, comentó el ingeniero.

 

En el segmento de evaluación de variedades de soja comerciales para el Chaco, González comentó que se incluyeron materiales de ciclos cortos para compararlos con testigos. La diferencia fue la inclusión de variedades de grupo 5, luego se encontraron la M6410 IPRO, la BMX Garra y DM 8277.

 

Dijo que el principal interés es evaluar el comportamiento de las variedades de ciclo corto y analizar su entrada en el sistema productivo.

 

Otro factor preponderante en el desarrollo de las hojas es el distanciamiento de siembra. El ingeniero explicó que normalmente siembran soja a 45 cm, pero debido a los climas secos de los últimos años se trata de utilizar un sistema conservador a 90 cm, a fin de aprovechar mejor el agua.

 

Indicó que una inquietud es el control de malezas, aunque como el suelo chaqueño presenta una gran fertilidad, no sería un problema. “Los techos productivos no son tan altos, pero hay que buscar una estabilidad en el rendimiento y la recomendación es encontrar una medida intermedia a esos distanciamientos, pero está sujeto a la máquina disponible”, remarcó.

 

Otro productor visitado durante el Rally de la Soja fue Prosper Harder, quien comentó que en la última campaña se vio afectado por la severa sequía. En primer lugar, pensó en sembrar algodón, pero como las lluvias no llegaron a tiempo optó por la soja.

 

“El último mes fue duro por las temperaturas altas, los vientos y la falta de lluvias. Como no llovió en diciembre y en enero sí, por lo que tenía agua acumulada en el suelo, y como no quería dejar la superficie sin cobertura, decidí hacer soja”, acotó.

 

El productor de la región de Corrales, Kenny Schapansky, comentó que existen productores que van fortaleciendo el sistema de rotación en el Chaco mediante la incorporación de cultivos de servicio y comerciales en el invierno. En su caso, señaló que no encontró dificultades en el suelo, aunque los peladares son un aspecto a mejorar todavía.

 

Dentro del manejo tiene pensado sembrar trigo en consorcio con avena o sudán negro. “Salió muy bien la soja, incluso con la poca precipitación al comienzo de la siembra, ahora nos faltaría una buena lluvia”, puntualizó.

 

Por otra parte, habló de cómo el incremento de los insumos está aumentando el costo de producción de la soja, que para cubrir los costos estaría cerca de 600 a 700 USD/ha. “Hay que mejorar la producción para que mejore mi rendimiento y trabajar con cobertura”, acotó.

 

Por su parte, Gerhard Froese, productor de la zona de Ribera, indicó que hace 25 años se dedica a la agricultura. Su primera experiencia con la oleaginosa fue en dos hectáreas y con un promedio de 2500 kg por hectárea.

 

Aclaró que la idea es manejar mejor los peladares y el uso de cobertura, así como enfrentar el desafío de mantener la humedad. “Como no hay infiltración del agua tenemos que entrar con maquinarias para aflojar la tierra”, señaló.

 

En cuanto a la rotación de cultivos, dijo que el sudán negro es una alternativa por su fácil manejo y buen crecimiento. Además, citó a la Crotalaria spectabilis, milleto y maíz.

 

Puntualizó que su misión es formar cobertura con lo que sobra del cultivo de verano para no incurrir en gastos de agua para esa actividad y si es posible, llegar a dos cultivos, dependiendo de las lluvias tempranas.

 

Froese hizo hincapié en la decisión de incorporar variedades de soja de ciclo medio dentro del manejo de una parcela en suelo chaqueño porque están expuestas a menos días con plagas y sequía. En cuanto a rendimiento, comentó que varía bastante, pero el promedio más alto fue de 2200 kg por hectárea.

 

Resistencia. Por su parte, la Ing. Agr. María Luisa Ramírez, miembro del equipo de Asesoría Agrícola de Capeco, habló sobre los avances del programa de investigación que tiene como propósito la búsqueda de materiales tolerantes al calor. Para ello, el gremio en 2015 inició una alianza con la Cooperativa Chortitzer para desarrollar materiales genéticos de soja tolerantes a altas temperaturas y sobre todo, adaptados a las condiciones de la región.

 

Desde ese momento se dio inicio a la incorporación de líneas genéticas de Estados Unidos gracias a que Capeco tenía un convenio con el Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (ARS/ USD, por sus siglas en inglés). Iniciaron con 302 materiales de soja, se eligieron sus parentales y realizaron los cruzamientos, lo que dio como resultado poblaciones de 5 generaciones (F5), las filiales F4 y F2, así como materiales puros y de mayor variabilidad.

 

Ramírez precisó que los criterios utilizados para elegir los materiales son el rendimiento y la calidad de semillas. Entre otras características, indicó que los germoplasmas de soja son rústicos y estables.

 

Señaló que la iniciativa de desarrollar el Rally de la Soja permitió acceder y a compartir experiencias exitosas de agricultores en el Chaco. Del evento participaron 300 personas.

 

“Es un rally del conocimiento y creemos que logramos las expectativas. Fueron dos días de intercambiar experiencias, vivencias y lo más importante, que son los agricultores los que muestran sus campos, con el apoyo de los técnicos”, finalizó.

 

Experiencia. El Ing. Agr. Ken Moriya, responsable del área de Manejo y Conservación del Suelo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), resaltó que es necesario encontrar un punto de equilibrio entre el aporte de las máquinas y las herramientas biológicas para construir los suelos chaqueños. Recalcó que la mezcla de tecnologías ayuda a que el factor tiempo no sea muy largo, ya que la necesidad de introducir bioinsumos y el manejo de cobertura debe estar integrado y en función al clima del Chaco, comparando con la región Oriental.

 

Tenemos la gran necesidad de infiltrar agua, retenerla, evitar que salinice y que suban ciertos nutrientes a nivel superficial”, resaltó.

 

Así también, destacó la observación del comportamiento de la parte biológica y de las maquinarias, pues esa mezcla es necesaria integrar y llevarla a la práctica para que después se vuelva un hábito, en función a la situación del clima y la variabilidad que se presenta.

 

Sobre las variaciones de la composición del suelo en el Chaco, Moriya dijo que el manejo se encuentra en una etapa incipiente, por lo que es necesario pasar por varios procesos ante la gran diversidad de suelos.

 

Precisó que un problema común es la escasez de agua, la difícil producción de materia orgánica para aumentar la capacidad de estos suelos y, por el otro lado, la seca que genera ciertos procesos de degradación.

 

“Hay muchas cosas por hacer, rescatar e integrarlas. No hay una solución única y hace falta mucha integración de todo ese proceso para que en cada lugar haya una solución lo más viable y posible”, destacó.

 

Moriya también habló sobre el desafío de lograr una mejor infiltración del agua en el suelo chaqueño y producir mucha masa porque existe bastante corriente de viento seco que hace que se pierda el agua. Asimismo, se debe buscar las especies que pueden transformar rápidamente agua en materia seca, como el milleto y el pasto sudán que, de acuerdo con la época y las condiciones del tiempo, pueden incorporarse.

 

También son alternativas aquellas especies de bajo consumo, ya sea el trigo, el triticale o la Brachiaria ruziziensis.

 

Señaló que de los eventos como el Rally de la Soja se puede rescatar la experiencia, pues se van manifestando conocimientos y otras personas se pueden ir integrando a lo que viene haciendo.

 

Organización. En cuanto al Rally de la Soja, el Ing. Agr. Luis Cubilla, asesor agrícola de Capeco, mencionó que fue un espacio de conocimiento sobre las principales limitantes que enfrentan los productores en el Chaco al dedicarse a la agricultura. Dijo que la propuesta lleva varios años y generó el interés de varios productores y cooperativas del Chaco.

 

La idea de la gira fue la difusión y el intercambio de conocimientos de la agricultura en el Chaco, atendiendo que es un rubro importante dentro del país. “Le llamamos Rally de la Soja porque es la que comprime al resto de las especies vegetales que están vinculadas a la rotación y hace que el sistema de soja sea el que comprenda todo el esquema de manejo del cultivo y de suelos”, subrayó.

 

Recordó que Capeco viene trabajando en el manejo del suelo desde la década de los 90 y a partir de ahí se inició la formulación de los pasos para enfrentar esta gira. Señaló que fueron dos días sumamente dinámicos y una actividad nunca antes hecha en Paraguay.

 

El Rally de la Soja tuvo una importante participación de 300 personas, entre ellas productores y técnicos de la región Oriental. “Los que han venido están muy interesados en la forma como va sobreviviendo la soja y están incorporando metodologías autóctonas para el Chaco. Los mismos productores aquí siguen en una investigación privada para lograr resultados satisfactorios”, indicó.

 

[Material publicado en el segmento Nota de Tapa de la edición Nº 91 de mayo de Revista Productiva, páginas 22, 23, 24 y 25]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]