Una mala estrategia en la desecación representará una pérdida mínima del 20 % en la productividad final, ya que el manejo de malezas durante las fases iniciales de desarrollo del cultivo es vital para alcanzar mejores rendimientos, señaló a Nación Productiva el Ing. Agr. Gerónimo Ortiz, consultor técnico externo.

 

A pasos de iniciar la siembra de soja de la campaña 2022/23, la desecación es una herramienta fundamental para construir una alta eficiencia productiva, resaltó Ortiz, quien agregó que esta inversión tiene una incidencia directa en el manejo de malezas de difícil control y en el 20 % de la productividad total como mínimo.

 

En entrevista con el programa Nación Productiva, emitido los domingos a las 20:00 en canal PRO, el profesional indicó que si bien los costos de herbicidas aumentaron para la próxima campaña, es importante realizar un buen control de malezas desde el principio.

 

Dijo que se debe prevenir el efecto de competencia en los primeros estadíos del cultivo, pues si se espera una buena producción, por ejemplo, de 3300 kg por hectárea, la pérdida mínima en rendimiento es del 20 %.

 

En cuanto a costos, señaló que los planes de desecación subieron casi USD 100. Dijo que, actualmente, una primera desecación más un segundo golpe (incluyendo latifolicidas y graminicidas) costaría USD 274; no obstante, anteriormente el mismo esquema sin residual costaba USD 176, precisó.

 

A pesar de esta suba, el ingeniero destacó que durante el segundo golpe se incorporaron los herbicidas residuales con dos propósitos: uno para controlar las malezas resistentes a glifosato y otro para las gramíneas, porque se debe enfocar en una combinación de herbicidas contra Bidens pilosa, lecherita y Amaranthus hybridus, malezas que generan mayor preocupación actualmente.

 

“Es una inversión que permitirá proteger el cultivo y evitar la competencia en la época donde se determina la capacidad productiva de cualquier cultivo”, enfatizó.