La Fundación Ideagro firmó un acuerdo de cooperación técnica con la Red de Integración Cultivo-Ganadería-Bosque (ILPF) de Brasil, a fin de replicar el sistema de integración cultivo-ganadería-silvicultura en el Chaco paraguayo. Por medio de esta revolucionaria iniciativa agrícola se busca demostrar que es posible producir y conservar el ambiente al mismo tiempo.

 

Una revolución agrícola es el propósito que se plantean la Fundación Ideagro y la Red ILPF de Brasil para optimizar el uso de la tierra, aumentar la productividad y diversificar la producción agrícola, ganadera y silvopastoril del Chaco.

 

El acuerdo de cooperación por parte de ambas instituciones surgió como una herramienta fundamental para los objetivos del Acuerdo sobre el Clima, que buscan la intensificación sostenible del uso de la tierra en las zonas agrícolas y el aumento de la eficiencia de los sistemas de producción, además de responder a la necesidad de reducir la deforestación y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), incluso promoviendo la recuperación de las tierras degradadas.

 

Durante la primera etapa de trabajos se prevé la realización de un diagnóstico de viabilidad técnica y económica que certifique la idoneidad de la región para la adopción de sistemas ILPF. El objetivo es hacer una primera evaluación del potencial técnico-económico, aun conociendo las dificultades que habrá que superar, como las condiciones climáticas de la región.

 

Isabel Ferreira, directora ejecutiva de RED ILPF, recalcó que “el objetivo es averiguar si existen condiciones para fomentar la apertura de nuevos mercados para los productores y empresas de la región mediante la tecnología ILPF. Vamos a realizar nuevas visitas técnicas para elaborar, junto con los demás socios, el calendario de actividades que prevé: diagnóstico de la región, identificación de la mejor tecnología a aplicar, formación operativa y definición del calendario de implantación de los sistemas”.

 

De acuerdo con la estrategia de la ILPF, se establecen cuatro tipos de sistemas integrados: agropastoril, silvipastoril, silvipastoril y agrosilvipastoril.

 

La agricultura-ganadería-silvicultura integrada es una estrategia de producción sostenible que integra las actividades agrícola, ganadera y forestal en una misma zona. Puede llevarse a cabo en cultivos intercalados, en sucesión o en rotación, de modo que haya un beneficio mutuo para todos los componentes, destaca ILPF.

 

Por su parte, Sebastian Boldt Dyck, presidente de Fundación Ideagro, indicó que la integración cultivo-ganadería-silvicultura es una revolución agrícola que nació en Brasil y que puede aprovecharse al máximo en el Chaco paraguayo. Esta iniciativa tiene como objetivo optimizar el uso de la tierra para aumentar la productividad y diversificar la producción, algo realmente clave para la zona, exclamó.

 

“Esperamos poder captar esta experiencia que se tiene en Brasil y lograr adaptarla a la realidad del Chaco. Y, por otro lado, pensando en la reforestación, conocer de especies o clones de árboles que todavía no conocemos aquí o no se han probado en nuestra región. Tenemos mucha expectativa de lo que podemos aprender y aplicar en nuestra zona”, destacó.

 

Así también, el presidente de Ideagro, resalta la importancia de llevar a cabo este nuevo sistema: “Entendemos que es un momento adecuado para trabajar con esta herramienta. Sabemos que puede ser adaptada por pequeños, medianos y grandes productores, en todos los biomas y en diversos formatos, lo que permite aumentar la productividad, reducir los riesgos de producción, añadir valor a los productos y aumentar la calidad ambiental, aspectos que son de gran importancia para los productores de nuestra zona».

 

En otro aspecto, Ferreira destacó que las regiones de Neuland, Loma Plata y Filadelfia, del departamento de Boquerón, tienen una logística favorable para el flujo de la producción agrícola, debido a la construcción de la ruta Bioceánica, que facilitará en gran medida la exportación de granos, carne y otros productos.

 

Sobre la implementación de este sistema en Paraguay, Ferreira señaló que “esta forma de sistema integrado busca optimizar el uso de la tierra y la utilización de plaguicidas, aumentando los niveles de productividad, diversificando la producción, reduciendo los riesgos y generando productos de calidad. Esto reduce la presión sobre la apertura de nuevas zonas y genera mayores ingresos para el productor”.

 

Explicó, además, que el aumento de la calidad química, física y biológica de los suelos, el control de la erosión y los precios de insumos como los fertilizantes han empezado a repercutir en la productividad de los cultivos. “Si añadimos esto a la necesidad de fuentes de energía más limpias, la demanda de seguridad alimentaria mundial y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, tenemos una combinación perfecta de cultivos, ganado y bosques con ganancias para los productores y la sociedad”, recalcó.

 

Asimismo, resaltó el potencial productivo de la región chaqueña: “El Gran Chaco es el segundo bioma más grande de Sudamérica y ha sido considerado uno de los más amenazados por el avance de la frontera agrícola en el continente sudamericano. Existe una demanda de programas que puedan fomentar el crecimiento y la mejora de las cadenas de producción de la agroindustria en la región y que contribuyan al desarrollo sostenible mediante el uso de tecnologías como la de ILPF”, agregó la ejecutiva de la RED.

 

A través de la adopción de esta tecnología, también se espera que se reduzcan los impactos sobre el medio ambiente y, al mismo tiempo, se produzca una mejora de los ingresos y la calidad de vida de los productores del campo. En lo que respecta a los pilares de la sostenibilidad de la ILPF (ambientalmente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable), queda establecido que sólo se verificará si el sistema es técnicamente eficiente, es decir, si utiliza menos recursos (tierra, agua, insumos), con menos impacto negativo en el medio ambiente y sin sacrificar el potencial productivo de la actividad agrícola y de la sociedad.

 

Finalmente, la especialista afirmó que además de contemplar la adecuación ambiental y ser económicamente viable, ILPF aboga por la valorización del hombre, siendo aceptada socialmente por la posibilidad de ser empleada por cualquier productor rural, independientemente del tamaño de la propiedad (pequeña, mediana o grande) y por la ampliación de la inserción social cuando permite una mayor generación de empleos.

 

[Foto: Fundación Ideagro]