Por medio de la edición de genes, investigadores del Centro John Innes, en el Reino Unido, descubrieron un gen de trigo que permitirá recuperar los rasgos beneficiosos de sus ancestros silvestres y crear nuevas variedades productivas resistentes al calor y a la sequía.

 

Un grupo de científicos de uno de los principales institutos de investigación agrícola del mundo (Centro John Innes) está trabajando en un proyecto para hacer el trigo más resistente al calor y la sequía. Dentro de este proceso y a partir del trabajo con la edición génica, se logró el descubrimiento de un gen denominado Zip4.5B, identificado como el “Santo Grial” de los genes del trigo, que podría conducir al desarrollo de mejores variedades del grano.

 

Indicaron que existen al menos 50 versiones diferentes de Zip4.5B que serán utilizadas en distintas variedades de trigo. El objetivo será determinar qué variedades sobreviven mejor a las temperaturas más altas que sufrirán los agricultores en las próximas décadas.

 

Dentro del marco del proyecto de innovación, los investigadores del Centro John Innes realizarán una nueva serie de ensayos en España con variedades de trigo mejoradas gracias a la tecnología de edición genética.

 

Según los encargados de esta investigación, la capacidad de las nuevas variedades para resistir el calor de Iberia determinará hasta qué punto los científicos podrán proteger las futuras explotaciones de cultivos herbáceos de las peores vicisitudes del cambio climático y reforzar así la producción de alimentos para los miles de millones de habitantes de la Tierra.

 

Para controlar sus diferentes genes y cromosomas, el trigo ha adquirido un gen estabilizador que segrega los diferentes cromosomas en sus distintos genomas. Esto ha garantizado que estas formas de trigo tengan altos rendimientos. No obstante, el gen también suprime cualquier intercambio de cromosomas con parientes silvestres del trigo, frustrando los esfuerzos de los genetistas que intentan crear nuevas variedades con propiedades beneficiosas.

 

Por su parte, Graham Moore, genetista de trigo y director del Centro John Innes, señaló que: “los parientes silvestres tienen características muy útiles -resistencia a las enfermedades, tolerancia a la salinidad, protección contra el calor-, atributos que uno quiere añadir para que el trigo sea más robusto y fácil de cultivar en condiciones duras. Pero no se podía hacer porque este gen impedía asimilar estos atributos”.

 

El profesional indicó que, a pesar de su importancia crítica para alimentar al mundo, el trigo resultó ser el cultivo más difícil de estudiar debido a la complejidad y tamaño de su genoma. De ahí la importancia de la búsqueda para encontrar el gen causante de este problema, acotó Moore.

 

[Fuente: Agrolink y ChileBio]