Con un cálculo de 1000 a 1200 kg/hectárea de soja y 3000 kg/hectárea de maíz, Lilian Musso, productora de Nueva Toledo, departamento de Caaguazú, comentó a Nación Productiva que, a pesar de que estar ya fuera de la ventana ideal de implantación, asume el riesgo de sembrar ambos cultivos en esta entrezafra, ya que con esos rendimientos sería factible cubrir los costos de producción, considerando, principalmente, la buena cotización internacional de los dos rubros.

 

Durante el agroclásico de los domingos, la productora agregó que con base en su experiencia de años anteriores, en cuanto a promedio cosechado tanto en soja como en maíz, “sería factible correr el riesgo de sembrar hasta el 10 de marzo”.

 

Explicó que el alargamiento del ciclo de la soja 22/23, cuyo avance de cosecha se encuentra en un 40 %, debido a los efectos adversos del clima, impidió que se sembrara dentro de una ventana ideal en esta entrezafra.

 

Mencionó que el plan inicial de siembra para la zafriña 2023 era 70 % de la superficie con soja y 30 %, maíz; sin embargo, por los motivos que expuso (precipitaciones abundantes de las últimas semanas) aseguró que ya no llegará a esos porcentajes, por lo que estima que la relación final será de 25/15, mientras que el resto será destinado a cultivos de invierno.

 

A pesar de todas las limitaciones, indicó que se siguen dando las condiciones para invertir en la zafriña. “Estamos animados y esperanzados de que tendremos la bendición de Dios para una exitosa cosecha de zafriña”, concluyó.

 

[Foto icon-camera : Lilian Musso, productora de Caaguazú]