Debido a las condiciones favorables para el patógeno, por el fenómeno climático El Niño, la roya de la soja será detectada mucho antes de lo acostumbrado, motivo por el cual es necesario estar prevenidos porque “podría ser más agresiva e incontrolable que nunca”, alertó la Dra. Alana Tomen, especialista en Fitopatología, quien recomendó, además, no descuidar los otros males que atacan al cultivo, ya que las enfermedades “pueden impactar en el mismo momento”. La experta brindó charlas durante el tour técnico de Summit Agro Paraguay, realizado del 18 y 21 de setiembre de 2023 en Itapúa, Alto Paraná, Caaguazú y Canindeyú.

 

La incidencia de las enfermedades que atacan la soja será mayor en esta campaña 2023/2024, respecto a las últimas tres o cuatro zafras, teniendo en cuenta el ingreso del fenómeno climático El Niño y el pronóstico de intensas lluvias, por lo que se les alienta a los productores a analizar las mejores estrategias para proteger el potencial de rendimiento de sus cultivos.

 

Durante el tour la profesional dijo que si bien en los últimos años hubo una baja incidencia de la roya de la soja por la falta de condiciones favorables, no implica la ausencia del patógeno. Mencionó que el 12 de setiembre, cuando ni siquiera se había iniciado la campaña en Brasil, ya detectaron seis focos de la enfermedad en el estado de Río Grande del Sur. “Eso no es común, no es normal y no es bueno”, expresó.

 

Sin embargo, destacó que la situación en esta campaña es totalmente diferente. “Estoy extremadamente preocupada por la roya. Confieso que en los últimos años la preocupación fue menor, pero este año hay buenos motivos para prepararse para esta enfermedad”, manifestó.

 

Precisó que, a partir de modelos matemáticos, investigadores brasileños proyectaron que la roya será detectada en los cultivos comerciales el 15 de noviembre. “Es solo una proyección, puede ocurrir antes o después. Sin embargo, este modelo matemático indica que la enfermedad será detectada mucho antes de lo que estábamos acostumbrados. Por ello, es necesario que se prevengan, porque la aparición será antes y podrá ser más agresiva e incontrolable que nunca, alertó.

 

Además, les recordó a los productores que el control de la roya requiere aplicaciones preventivas, no curativas. De lo contrario, la eficacia del fungicida se reduce por debajo del 70 %, y ante el mayor riesgo de la enfermedad, la experta recomienda incluir tebuconazol en los programas de aplicación.

 

Además de la roya, también dijo que le preocupa la presencia de malezas, debido a la continuidad de las lluvias desde junio de este año.

 

Por otra parte, la especialista señaló que a medida que perdió protagonismo la roya en anteriores campañas, otras enfermedades comenzaron a ganar importancia en el cultivo de la soja. “Cuando no tenemos las condiciones para la roya, pasamos a tener condiciones para que otros patógenos sobresalgan y perjudiquen. Esto sucedió, por ejemplo, con la mancha anillada, la cercospora o la antracnosis, precisó.

 

No obstante, aclaró que la presencia de una enfermedad no compromete la incidencia de otro patógeno. Es decir, las enfermedades pueden impactar en el mismo momento. La especialista recomendó identificar bien los problemas que podrían presentarse, y ahí ser más eficientes y certeros en las inversiones. “Es decir, utilizar el fungicida de la mejor forma posible”, acotó.

 

Así también, explicó que más allá de la roya, que es la principal amenaza que ve el productor, y en especial con las condiciones climáticas que se anuncian, Tomen señaló que la incidencia de cercóspora es un problema grave, que muchas veces es subestimado. “En Brasil nunca visité una parcela sin cercóspora, y genera pérdidas de rendimiento que van del 12 % al 15 %, independientemente de la variedad, es decir, entre 420 kg y 540 kg por hectárea”.

 

Resaltó que el control óptimo de cercóspora cuesta alrededor de 270 kg por hectárea y como mínimo se garantiza una rentabilidad de 150 kg. “En estos años de márgenes pequeños, es importante hablar de rentabilidad”, acotó la profesional.

 

Sobre la siembra. La experta mencionó que la baja latitud en las zonas productivas de Paraguay acorta la diferencia térmica entre el día y la noche. “También significa que, en años El Niño, tienen un periodo reproductivo un poco más lluvioso”, señaló.

 

Respecto al momento adecuado, Tomen expresó su preocupación por la ola de calor seguida de lluvias, y que favorecen a la aparición de enfermedades. “Es ideal para cocinar las semillas en el suelo, por lo tanto, considero que no es el mejor momento para sembrar; van a tener lluvias de nuevo, y ahí sí podrán sembrar con más tranquilidad”, indicó.

 

Sin embargo, señaló que también es una oportunidad de producir más y destacó que las variedades de soja que se utilizan en la actualidad tienen altísimos potenciales de rendimiento, pero que el secreto está en proteger ese potencial mediante el tratamiento que el productor puede ofrecer. “Uno de los aspectos fundamentales es el control de enfermedades”, expresó.

 

En cuanto a la estrategia para controlar el complejo de enfermedades en el cultivo de soja, recomendó hacer un test de sanidad de semillas y brindar la protección contra los problemas iniciales del cultivo.

 

A partir de los 20 días, sugirió comenzar las aplicaciones en la parte aérea, teniendo como principales amenazas a la mancha marrón o septoria, cercóspora, mancha anillada y antracnosis. “Es un óptimo momento para utilizar un triazol en esta fase, pero es importante no dejar todo en manos del protioconazol, sino más bien variar el uso de triazoles”, recomendó.

 

Para las variedades que florecen muy temprano, antes de los 30 días, la carboxamida ya es una opción, expresó. A partir de los 35 días, la principal preocupación es la roya, sin embargo, el productor también debe enfocarse en la cercóspora y la mancha anillada, dijo Tomen.

 

En estas dos aplicaciones, entre los 35 días y 55 días, es donde deben concentrarse las carboxamidas y los mejores triazoles. También sugiero que en la elección del multisitio se limite al clorotalonil y el mancozeb”, explicó.

 

Posteriormente, desde los 80 días, el productor tiene la última oportunidad para los fungicidas que contienen estrobilurinas. Para las aplicaciones en esta fase, Tomen recomendó que el multisitio empleado sea clorotalonil u oxicloreto de cobre.