No cabe duda de que la irrupción del fenómeno climático El Niño demandó un movimiento importante en el campo, sobre todo tratando de evitar efectos secundarios negativos o minimizar los daños, pero en caso de tener buenas condiciones, trasladar los beneficios al rendimiento final del cultivo.

 

En ese sentido, el productor de la región de Katuete, Canindeyú, Laerte Kaefer, mencionó que la planificación sigue una línea de alta inversión en fertilización, el 50 % de genética Xtend y 50 % de Intacta. El promedio de lluvias en la región fue mayor a lo normal, lo que garantizó la humedad en el suelo hasta el principio de setiembre.

 

Señaló que debido a las proyecciones de presencia de El Niño tomó la decisión de optar por una genética que utilice poca densidad y que tenga buen potencial de ramificación.

 

En la parte nutricional, explicó que normalmente aplica mayores dosis de fósforo y potasio en la soja, mientras que en maíz se trabaja más con nitrógeno y azufre.

 

La agricultura es un motor, depende de muchos factores para que funcione bien, entonces el cultivo antecesor fue todo maíz zafriña en consorcio de Brachiaria, ya pensando en el suelo. Y para que se pueda planificar una buena fertilización, también es necesario practicar ese tipo de rotación de cultivos para que cree el mejor ambiente posible para la genética”, destacó.

 

En soja dijo que existe un trabajo preventivo para el manejo de enfermedades mediante la cobertura del suelo, ya que disminuye la infección inicial, seguida del establecimiento de un programa de control desde V5 con productos fungicidas premium e intervalos cortos.

 

De ahí en adelante seguir con el monitoreo y de acuerdo a cómo va la soja y el clima definir la cuarta aplicación y en algunos casos, hasta la quinta. Independientemente del fungicida que utilizás, siempre funciona entrar temprano y acortar los intervalos de aplicaciones”, detalló.

 

Digital. Por otra parte, comentó que la unidad de producción pasa por un proceso de crecimiento en la digitalización de la información. “Es un camino sin retorno; el que no quiere adaptarse a esta realidad está perdiendo tiempo y plata porque la agricultura está muy globalizada”, destacó.

 

A su vez, destacó que en los últimos cinco años hizo una fuerte inversión en calidad de siembra con máquinas más modernas y de mayor precisión.

 

Para más adelante indicó que piensa incorporar tecnologías para el tráfico controlado que ayuden a disminuir la compactación.

 

A los agricultores les recomendó que no dejen de invertir en sus suelos. “El suelo es como tu familia, tenés que cuidarlo bien. Cuanto mejor lo cuidás, más te va a retornar”, aseguró.

 

Biológicos. El agricultor indicó que sumaron la tecnología Utrisha™ N de Corteva, considerando el boom que están teniendo los productos biológicos y en medio de una búsqueda de herramientas que pueden aportar a la producción.

 

Dentro de este trabajo en conjunto se hizo una prueba en una parcela de maíz zafriña. “Nos entregó un resultado bien interesante”, puntualizó.

 

La aplicación del producto se realizó en V4, lado a lado con otra parcela, y a los 15 días se pudo observar en imágenes de NDVI una mayor vegetación y en cosecha se tuvo un mejor resultado. “Tuvimos un incremento de 10 a 11 % de productividad”.

 

Comentó que la parcela utilizada fue recientemente incorporada, por lo que quedan muchos puntos por mejorar en cuanto al suelo, cobertura y materia orgánica. La idea del productor es sumar este producto al cultivo de la soja debido a su respuesta al nitrógeno.

 

Indicó, por último, que la adopción de biológicos permite un mayor aporte en la eficiencia energética y financiera.

 

[Material publicado en el segmento Agricultura Productiva de la edición Nº 109 de Revista Productiva, página 16]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]