En medio de las reiteradas olas de calor que vienen azotando a Paraguay en los últimos meses, productores pecuarios del Chaco observan con mucha preocupación los efectos del comportamiento climático (calor extremo y falta de lluvias), que, en caso de persistir, les obligará a tomar medidas drásticas como movilizar al ganado hacia otros campos o, incluso, enviar a los animales a faena anticipada, destacó a Productiva el Dr. Mustafá Yambay, gerente de proyectos ganaderos de Ferusa.
El estrés por calor no solo afecta a las personas, sino también a los animales de campo. Las altas temperaturas generan situaciones críticas en el ganado, pues alteran su nutrición, fertilidad y bienestar. Yambay explicó que el comportamiento climático sumado a la escasez de agua agrava esta situación, sobre todo en zonas como el bajo Chaco, donde la dependencia del agua de lluvia es total para abastecer los reservorios.
«El año pasado y en la presente temporada tuvimos una situación muy atípica en lo que se refiere a las precipitaciones. Especialmente, estamos sufriendo mucho en lugares como el bajo Chaco, donde dependemos al 100 % del agua de lluvia para organizar los reservorios de las lagunas o tajamares», señaló.
La falta de lluvias, combinada con el calor extremo, va agotando las reservas de agua a un ritmo acelerado. Yambay advirtió que si no llegan las lluvias en los próximos meses, se verán obligados a tomar medidas drásticas, como trasladar el ganado a otros campos o, en casos extremos, enviar a muchos animales a la faena.
«Realmente, se siente mucho el calor extremo, lo que hace que las reservas de agua se agoten mucho más rápido de lo habitual», lamentó. “Si no llegan las lluvias para los próximos meses, tendremos que trasladar al ganado a otros campos o en caso extremo, se van a ir muchos animales a la faena lastimosamente. No queremos llegar a tal situación, pero este es un año muy atípico y necesitamos tomar precauciones, si es que vemos que la situación no mejora», aseguró.
Yambay también destacó la importancia de implementar medidas de adaptación al cambio climático, como la construcción de sistemas de almacenamiento de agua más eficientes y la diversificación de las fuentes de alimentación del ganado.
Ante la incertidumbre sobre el futuro climático y la urgencia de proteger la producción ganadera, los productores aguardan con esperanza la llegada de las lluvias en los próximos meses como un salvavidas para enfrentar esta difícil situación. Sin embargo, la preocupación persiste ante la posibilidad de que los patrones climáticos adversos se mantengan en el futuro cercano.
Recordemos que la falta de agua no solo afecta al campo ganadero, sino que también repercute en la agricultura, reduciendo la disponibilidad de pasturas y forraje, lo que agrava aún más la crisis alimentaria para el ganado. Además, la escasez de agua puede tener consecuencias a largo plazo en la calidad del suelo y la vegetación, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de las explotaciones ganaderas de la región.