Al pasar de un manejo convencional a uno de planificación de pastoreo por medio de un incentivo económico, la ganadería regenerativa se destaca por ser un modelo que conecta con grandes oportunidades a nivel internacional, ya que le agrega valor a la carne bovina como commodity e impulsa el fortalecimiento empresarial, indicó en Nación Productiva el Dr. Alejandro Llano, socio director de De Raíz.
Llano mencionó que la ganadería regenerativa, que les ofrece un ingreso económico a los productores agropecuarios que regeneran sus tierras, posee un enorme potencial y sirve como nexo con los mercados internacionales al presentar nuevas oportunidades.
El profesional destacó que esta práctica permite analizar la competitividad de Paraguay, pues al ser un país exportador de carne bovina le agrega valor al commodity que produce. A nivel local, acotó que este esquema de producción ayuda a fortalecer el posicionamiento de las empresas.
“Puede ser un antes y después de esto que venimos haciendo a nivel de campo”, resaltó.
Llano explicó que la ganadería regenerativa y su efecto en el ambiente permite acceder a créditos de carbono.
Las estrategias regenerativas que aplican son el entendimiento de la situación económica, productiva y social, facilitando las herramientas para pasar de una ganadería tradicional a una regenerativa. La principal dificultad está en la ejecución con el equipo del trabajo, añadió el entrevistado.
En el caso del programa South American Regenerative Agriculture (SARA), que está operando en Latinoamérica y que De Raíz representa en Paraguay, el socio director de la empresa mencionó que se establece un protocolo de monitoreo a campo en donde se evalúa la situación en los diferentes ambientes, ya sea composición botánica, estructura de suelo, erosión hídrica y eólica, entre otras variables.
El puntaje obtenido responde a un proceso ecosistémico. A partir de ahí se observa el índice de salud del pastizal y la aparición de especies leguminosas y gramíneas. Esa información se utiliza para regenerar los ambientes, luego son realizados monitoreos anuales para analizar la evolución de cada ambiente.
“Eso va acompañado de muestreos de suelo y eso hace ese conjunto de información se pueda homologar para transformarse en un crédito de carbono”, puntualizó.
[Foto : Revista Productiva]