No cabe duda de que en la ganadería contemporánea es complicado aplicar una receta para obtener los resultados esperados. A medida que pasa el tiempo es necesario buscar nuevas herramientas que permitan cubrir el punto de equilibrio y mejorar los ingresos para mantenerse dentro de esta actividad que últimamente ha mostrado una gran variabilidad.

 

Dentro de ese contexto, Productiva conoció la tarea desarrollada por el Ing. Zoo. Renan Marinovic, director técnico de Estancia Don Arsenio, quien manifestó que la recría intensiva tiene un costo de producción elevado, pero que al lograr una alta carga animal por hectárea le permite obtener un mayor margen para cubrir los costos y elevar la ganancia.

 

Si tu zafra sale bien y si la productividad del año es buena, se puede lograr entre G 800 000 a G 1 000 000 de ganancia por cabeza. Nosotros ya hicimos un proteico básico nomás y logramos también hacer un año una suplementación de 0,3 % de peso vivo, entonces aumenta la ganancia de peso por día y aumenta el peso a la salida de la recría”, precisó.

 

Si bien en la zona de J. Eulogio Estigarribia, departamento de Caaguazú, en donde se desarrolla este emprendimiento, el costo de oportunidad radica en la soja, el productor señaló que los números de la ganadería tienen que competir con este rubro. Explicó que la idea de la recría intensiva es llegar a producir 10 cabezas por hectárea e incluso 15, dependiendo de la intensificación.

 

Relató que se trabaja bajo un sistema rotativo, que integra seis unidades animales por hectárea. “Con ese nivel de intensidad conseguimos competir con la lucratividad que tiene la soja”, acotó.

 

En la ocasión, indicó que buscando un mejor costo-beneficio entre precio y genética se realiza la compra de animales de 180 a 200 kg y quedan dentro del sistema entre 8 a 9 meses, dependiendo del régimen de lluvias. Posteriormente, se incorporan al confinamiento entre los 90 y 120 días.

 

Con una suplementación de base estamos logrando una ganancia de peso en hembras de 500 g de promedio, mientras que en machos logramos hasta 750 g. Si intensificas sobre ese sistema puedes lograr 1 kg a 1,2 kg con un 0,3 % del peso vivo”, destacó.

 

Pastura. En este campo de 15 hectáreas existen 30 potreros y la pastura elegida para el sistema es el Panicum maximum miyagi, que responde a una alta fertilización y soporta una mayor carga animal.

 

Marinovic detalló que se realizan giros diarios y fija el descanso que la pastura necesita para que en 28 a 30 días se pueda volver al mismo piquete. Dependiendo de la fertilización, el ciclo de la pastura es más corto, pero indicó que se respeta la altura de entrada (90 cm) y salida (45 cm) de la variedad.

 

“Prácticamente, el 50 % consume el animal y se queda 50 % para que la planta pueda rebrotar”, agregó el profesional.

 

Para la etapa del confinamiento explicó que la meta es que las hembras alcancen como mínimo 300 kg y los machos 330 kg para el ingreso. “Lo bueno de este sistema es que teniendo una buena recría en el confinamiento la conversión alimentaria es otra, entonces cuando vas a vender al frigorífico el rendimiento de esos animales con buena recría es otra cosa. Una buena recría vas a recuperar a la hora de la faena”, valoró.

 

Por otro lado, mencionó que el proyecto surgió con la ayuda de la familia Ocampos y se presentó la oportunidad de trabajar en un campo experimental. En términos de manejo, se instaló un corral antiestrés que está hecho a base de madera y con un formato redondo de curvas, lo cual impacta directamente en la productividad de los animales.

 

En este proceso de intensificación el costo de inversión por cada kilo de carne producido está alrededor de G 20 000 y su venta ronda los G 23 000 a 24 000. “Es bastante ajustado y mucha gente dejó de hacer confinamiento, pero el que tiene su propia producción de alimentos y tiene en su giro a la ganadería consigue mantener la pecuaria con altos resultados de intensificación, pero es el único que consigue sobrevivir”, puntualizó.

 

Tras los resultados obtenidos con la recría intensiva, Marinovic dijo que el campo será ampliado a uno de mayor superficie con la raza senepol, que presenta bastante adaptabilidad al clima y rusticidad.

 

En cuanto a los proyectos, refirió que el desafío es establecer la misma rotación intensiva, pero con la incorporación de la producción ovina. “El objetivo es direccionar el campo a la parte genética con la raza dorper bajo el pasto tifton”, expresó.

 

[Material publicado en el segmento Ganadería Productiva de la edición Nº 114 de abril de Revista Productiva, página 20]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]