Según la perspectiva trimestral de invierno del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio), hay una baja probabilidad de ocurrencia de heladas agronómicas en los meses de junio, julio y agosto,  ya que el pronóstico de temperatura media mensual muestra que en todo el territorio nacional los rangos se situarían por encima del valor normal (temperaturas más cálidas). Se observa, igualmente, un ascendente ingreso del fenómeno La Niña.

 

El informe sostiene que al contrastar los resultados de la síntesis estadística de heladas agrometeorológicas más recientes (<=3°C) de los últimos cinco años, en la que el mes con mayor incidencia de este fenómeno es julio (considerado el corazón del invierno), con los análisis previos realizados en períodos más prolongados, se detecta una tendencia notable a la disminución en la ocurrencia de eventos de heladas para este año.

 

Agrega el informe que en el trimestre junio, julio, agosto de este año el pronóstico de temperatura media mensual revela que en todo el territorio nacional los rangos se situarían por encima del valor normal, es decir temperaturas más cálidas, por lo que no se prevé la ocurrencia de heladas agronómicas.

 

Por otra parte, con relación a la presencia de El Niño, el material indica que actualmente se presentan condiciones de neutralidad del fenómeno.

 

«Actualmente, se presentan condiciones de neutralidad, es decir, que vamos saliendo de El Niño, y se prevé que para el trimestre comprendido entre junio y agosto de 2024 exista una probabilidad del 40 % de que continúen las condiciones neutrales y una probabilidad del 60 % de que se presenten condiciones de La Niña, con una tendencia a un incremento en los trimestres subsiguientes», explica el informe.

 

En cuanto a las precipitaciones, menciona el material que estas disminuye progresivamente a medida que ingresa el período invernal, lo que se considera una característica natural de esta estación.

 

«Se prevé en junio, julio y agosto que las precipitaciones se sitúen por debajo de los rangos considerados normales para esta época, lo que conllevaría a la activación de potenciales riesgos adversos para los cultivos de otoño – invierno debido al estrés hídrico», resalta el material.