El Ing. Agr. Carlos Passerieu, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios para un Chaco Sustentable (Apacs), mencionó en Nación Productiva que debido a que en el Chaco la agricultura se generalizó para todas las zonas, además de los bajos resultados de la campaña 2023/2024, decidieron en conjunto con otras entidades trabajar por una zonificación agrícola del Chaco paraguayo de acuerdo con el nivel pluviométrico, la profundidad de la napa y el tipo de suelo, de modo a iniciar los ensayos para un programa de investigación de largo plazo, con el objetivo de establecer criterios técnicos para la delimitación de ambientes productivos en esta región.
Passerieu explicó en el agroclásico de los domingos que «se estaba tratando a la agricultura chaqueña como un todo». No obstante, en la última campaña, que fue bastante complicada, se pudo constatar que en algunas zonas los resultados fueron «muy malos», y en otras, no tanto, situación que agudizó aún más la diferencia en cuanto a productividad.
Agregó que el resultado de la zafra impulsó la iniciativa de zonificar el Chaco, mediante un estudio científico, a fin de lograr datos confiables y serios para obtener información precisa y mejorar la toma de decisiones.
«El resultado de esta campaña, indudablemente, fue probablemente lo que disparó, digamos, esta iniciativa, y charlando en la última edición de la Expo Pioneros, con mucha gente, planteándole esta problemática, gracias a Dios, todos coincidían en que sí, que efectivamente necesitábamos llevar el Chaco a una zonificación, pero basada en estudios científicos, no empíricos, como se estaba realizando», refirió.
Precisó que llegaron a un consenso para zonificar el Chaco con base en tres criterios principales: pluviometría, profundidad de la napa y tipo de suelo.
«Acá lo que podemos hacer es tomar esos tres criterios principales, que son pluviometría sumado a temperatura, profundidad de napa y tipo de suelo, y en base a eso hicimos una división estimativa que va desde los 400 mm, desde la frontera con Bolivia, hasta los 700 mm de lluvia, la que sería la zona más seca del Chaco, donde gran parte de eso está donde se desarrollan los cultivos con riego. Entre los 700 y los 1000 mm, que si bien son 300 milímetros de lluvia, tiene una variabilidad importante, pero los tipos de suelos no son tan variables, entonces, ahí después habrá que hacer un trabajo más de investigación, ir subzonificando de alguna manera», explicó.
Agregó: «Todo lo que está de los 1000 hasta los 1200 mm como una tercera zona, digamos, desde el punto de vista de lluvia. Y a partir de ahí, dentro de estas tres grandes zonas, la interrogante es cómo podemos subdividirlas desde el punto de vista edáfico. De alguna manera, ahí se hizo una subzona que sería la de Agua Dulce, que tiene unas características muy particulares, dentro de la zona de 700 a 1000 mm, después todo lo que da contra el río Pilcomayo, o sea, el sur de esa zona, también por características de suelos y dejándonos lo que podríamos llamar zona núcleo, por lo menos por ahora, que serían entre Agua Dulce y la zona sur del Pilcomayo y toda esa franja central, donde están concentradas las principales localidades que hoy están realizando agricultura sobre la base del complejo sojero. Entonces, esas son, más o menos a grandes rasgos, las zonas y subzonas que se fueron definiendo, pero, obviamente, esto está en forma muy temporal y parcial».
Con relación a los ambientes productivos, en el primer taller sobre zonificación trabajaron con base en las isoyetas, que son las zonas que presentan el mismo régimen de precipitación, del oeste al este. A partir de ahí volvieron a subdividir los ambientes por tipo de suelo, que dio como resultado varias áreas de ensayo, que van desde los suelos más arenosos hasta los franco-limosos, franco-arcillosos y anegadizos.
El primer taller de Zonificación Agrícola del Chaco Paraguayo se realizó el miércoles 24 de julio en el salón Consanzo 17, en Filadelfia, Boquerón. En ese sentido, Passerieu afirmó que tienen previsto realizar el segundo taller el 18 de setiembre, con el fin de tratar de ver qué información pueden aportar desde el punto de vista climático, edáfico y sobre esa base seguir trabajando y definiendo en forma más científica, teniendo en cuenta los datos de zonas y subzonas determinados de forma parcial en el primer encuentro.
«Acá lo importante es dejarles claro a todos que este taller no solamente tiene la intención de definir cuáles son las zonas y quedarse ahí. El objetivo verdadero de la Apacs y de todos los que nos están acompañando en este proyecto es llegar a definir las zonas para implementar un plan de investigación de como mínimo 5 años, que podría extenderse a 10, dependiendo de los recursos que podamos conseguir, porque esto, obviamente, tiene un costo, que es un tema que ya se empezó a tocar dentro del primer taller», acotó.
Finalizó instando a que más entidades y agricultores se sumen a esta iniciativa y que los productores tengan más paciencia, ya que están trabajando para lograr resultados que ayuden a mejorar la agricultura chaqueña.
«Con respecto a este trabajo, que se vayan sumando los productores, representantes de instituciones del sector público, y para los productores es decirles que tengan paciencia, es difícil después de años malos, pero esta próxima campaña no va a ser mala como la del año pasado, ya que afortunadamente las previsiones pintan mejor, y que piensen que estamos trabajando para generarles información confiable, fidedigna, para que ellos puedan saber en qué fecha conviene sembrar estas variedades, teniendo en cuenta la zona. Ese trabajo, de alguna manera, se traduce después, por supuesto, en resultados económicos y en rentabilidad para los productores», concluyó Passerieu.
[Foto : Carlos Passerieu en Nación Productiva / Productiva C&M]