El trigo, un alimento preponderante en la mesa de los consumidores, pasa por situaciones variables en Paraguay, pero ante estas complicaciones, existen productores que no escatiman esfuerzos ni recursos para apuntar a la construcción de una alta productividad del trigo.

 

El equipo de Productiva C&M se trasladó hasta la región de Fram, Itapúa, en donde Cristhian Portal trabaja en su unidad productiva junto a sus hermanos y sus padres.

 

El joven productor, en el momento de la entrevista, resaltó que se venía trabajando con la soja zafriña para posteriormente sembrar trigo, por lo que se estableció un esquema de fertilización que apunta a obtener una alta productividad del cereal, utilizando al cultivo anterior para un mejor aprovechamiento de los nutrientes. En la siembra de la oleaginosa se utilizaron fertilizantes con micronutrientes con una óptima dosis, pensando en la reserva para el trigo.

 

Explicó que para el trigo se pensó en una reposición de azufre y NPK, considerando que lo primordial es el nitrógeno en el cultivo. Dependiendo del nivel de humedad, también se decidió hacer una aplicación de nitrógeno foliar dentro del rango de 200 a 220 kg de fertilizante por cultivo y una reposición de potasio y nitrógeno al boleo.

 

En lo que refiere a la soja, el agricultor optó por el uso Trichoderma en parcelas específicas que presentaban problemas de nematodos, en tanto que en trigo se utilizó lo básico en cuanto a insecticidas y fungicidas; es decir, el manejo arrancó en el cultivo precedente, pero teniendo como foco desde el vamos el cereal.

 

Condiciones. Acotó que en las primeras siembras de soja zafriña, durante el mes de enero, las condiciones fueron las adecuadas, pero a partir de febrero la situación se complicó con la llegada de las lluvias que propiciaron una alta presión de enfermedades. “Ya veníamos trabajando con espaciamiento de 15 días, pero aun así hubo parcelas que tuvieron bastante presión y pérdidas de 20 %”, precisó.

 

Estimó un promedio de 1800 kg por hectárea en este cultivo de la oleaginosa.

 

Sobre la experiencia con el trigo, explicó que es una pasión debido a que en cada campaña el productor sigue apostando por este cultivo. “Todas las campañas vamos apuntando a un buen trigo; el año pasado no se dio, pero no por eso vamos a hacer un trigo de menor calidad, por eso tratamos de apuntar a buenos rendimientos”, enfatizó.

 

Indicó que en esta campaña se determinó una distribución de tres épocas de siembra, abarcando prácticamente 30 % en cada golpe. Además, seleccionaron las mejores variedades respecto al año pasado.

 

El 2023 fue un excelente año para seleccionar variedades y se está trabajando con las más resistentes en esta campaña. Creería que se va a sembrar muchísimo trigo, tal vez no tenga buena calidad panadera, pero sí una resistencia a ciertas enfermedades”, señaló.

 

Para la unidad de producción se adquirieron semillas para reproducción de variedades que son de mejor calidad panadera y para la próxima campaña se espera trabajar prácticamente con el 100 % de estos materiales. “Si querés un trigo de mejor rendimiento y calidad panadera necesitás de más inversión”, subrayó.

 

El productor habló de trabajar con 60 a 65 semillas por metro lineal y llevando en cuenta todos los requisitos, el piso estaría en torno a los 3000 kg en un año con buenas condiciones.

 

Por otro lado, mencionó que en las siembras tempraneras es común la aparición de orugas, por lo que resalta la atención a esta problemática. En el caso del manejo de enfermedades, recordó que en el mejor de los casos se llega a tres aplicaciones y en años de mucha lluvia y poco frío suma cinco aplicaciones de fungicidas.

 

A diferencia de otras regiones, destacó la facilidad que se tiene para la comercialización del trigo. “Prácticamente, todo el trigo que tenés es todo el trigo que vendés; no siempre tiene el mejor precio, pero se vende”, refirió.

 

En la ocasión, indicó que en la zona todavía no se aplica alguna bonificación por calidad de trigo. “Ese es el plagueo de muchos años y muchas veces eso repercute también en la rentabilidad del trigo y tal vez desalienta la siembra”, comentó el agricultor.

 

Con relación a los beneficios que ofrece la siembra de trigo para el cultivo siguiente, que es la soja, dijo que en promedio se registra un ahorro de USD 80 en costo de desecación. “Son resultados que se ven al final de tres campañas porque en la zafra uno no puede contabilizar eso”, destacó.

 

También hizo foco en escalonar la siembra de trigo para establecer una planificación más efectiva.

 

Mi mensaje sería siempre seguir apostando por los cultivos de invierno pensando no tanto en la rentabilidad, sino en el beneficio de mantener cubierto el suelo en invierno y de mantenerlo limpio, porque en nuestro caso, el trigo es el que nos ayuda a limpiar la parcela. Por muchísimos años vimos gente que prácticamente tuvo la parcela destrozada por malezas y por dejar el invierno vacío”, concluyó.

 

[Material publicado en el segmento Agricultura Productiva de la edición Nº 116 de junio de Revista Productiva, página 18]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]