El Dr. Marco Caballero Bosch, directivo de Los Cabos S.A., mencionó a Productiva que uno de los grandes aportes del cultivo del algodón en la región Occidental es la posibilidad de generar alimentos para bovinos a partir de sus derivados, como la semilla, que es una importante fuente de proteína y energía. Además, destacó el descubrimiento del uso de la perilla del algodón, cuyos resultados en la dieta animal son muy buenos.

 

La agricultura en general está pasando por una transición especial en el Chaco. Empezó con mucha fuerza en los últimos años y la proyección es seguir creciendo pese a los embates del clima, sobre todo en esta última campaña. Aun así los productores siguen convencidos de utilizar el rubro textil para la integración agrícola-ganadera, debido a su rusticidad para soportar climas extremos.

 

El algodón es uno de los cultivos principales para el Chaco, teniendo en cuenta su rusticidad y la capacidad de adaptación en el exigente clima de la región.

 

Caballero Bosch, quien participó del Congreso CEA 2024, desarrollado los días 4 y 5 de noviembre en el Centro de Convenciones de la Conmebol, hizo énfasis en el movimiento de los subproductos del algodón, como la semilla, que a la vez se puede transformar en expeller, y que actualmente ya tiene alta demanda por parte de los ganaderos que trabajan con el confinamiento, así como en la lechería, ya que genera mucha calidad de grasa en la leche.

 

También destacó el uso de las perillas del algodón, que contienen más proteína que las gramíneas, como sustituto de la fibra, teniendo en cuenta que muchas veces en el Chaco no hay suficiente oferta forrajera como el heno o el pasto.

 

“Un descubrimiento realmente fue la perilla, es un poco como fue en su momento con el afrecho de arroz, que no tenía prácticamente valor, después los ganaderos encontraron que es una linda solución para un modelo nutricional en las estancias y lo mismo está ocurriendo con la perilla, es un producto que tiene muy buen efecto en los animales”, acotó.

 

El empresario del rubro algodonero destacó que el año pasado, cuando hubo una buena producción y todavía no estaba bien desarrollado el mercado local de consumo, se llegó a exportar a países del Medio Oriente. No obstante, recalcó que el objetivo es aprovechar los subproductos en el país y convertirlos en carne y leche en las unidades ganaderas del Chaco.

 

“Empezó a crecer rápidamente el uso de las semillas del algodón en los modelos de explotación ganadera, ya sea suplementación a pasto, confinamiento y en los tambos lecheros, esa demanda local va a ir creciendo”, aseguró.

 

El profesional recalcó que por estas características y ventajas que tiene el cultivo la estimación es que siga creciendo, si bien la última campaña presentó algunos inconvenientes por las condiciones climáticas. Para la siguiente temporada el objetivo es tener como piso las 50 000 hectáreas de la última zafra, con posibilidad de crecimiento.

 

Destacó, además, que el algodón es el cultivo que mejor se ha posicionado en el suelo chaqueño. “Es un cultivo más rústico en el sentido de que tolera zonas o tipo de suelos más salinos y más encharcables. Además de su capacidad para soportar el estrés térmico y el estrés hídrico”, resaltó.

 

Así también precisó que en los campos agrícolas del Chaco se viene dando una rotación interesante con otros cultivos como la soja y el maíz, siempre en busca de la rentabilidad y del beneficio agronómico en el uso del suelo con estos cultivos.

 

Añadió que la industria se ha desarrollado en la zona con posibilidad de procesar de 50 a 80 000 hectáreas en un tiempo ideal de 3 a 4 meses, que implica no pasar el mes de diciembre. Remarcó que el principal desafío actualmente es el manejo de los peladares, que afectan alrededor del 30 % de la superficie cultivable, por lo que aseguró que si se soluciona este problema, el área de producción puede aumentar un 20 a 25 %, y ahí los números y la rentabilidad van a empezar a cambiar a favor del productor.

 

Explicó, por último, que el techo productivo del algodón es bastante alto todavía. En los campos nuevos el rinde promedio se habla de entre 1500 a 1700 kg/h, pudiendo llegar a 3000 kg/h posterior a la estabilización del suelo, e indicó que el 80% de los campos son parcelas recién mecanizadas.

 

[Foto: Marco Caballero / Productiva C&M]