El Ing. Agr. Santiago Loser, responsable técnico de Lomita S.A, unidad productiva ubicada en Mbuyapey, departamento de Paraguarí, comentó en Nación Productiva que la zafra agrícola arrojó números bastante variables, desde 2000 hasta 4400 kg por hectárea, con un rendimiento promedio de 3200 kg/ha y un punto de equilibrio de entre 1600 y 1700 kg por hectárea. Agregó que la zona está mostrando techos productivos muy por encima de los esperados y que el objetivo es seguir trabajando en el proceso productivo con la tecnología disponible y los datos obtenidos.
En el agroclásico de los domingos, ocasión en la que hicimos una “Evaluación de la soja en campos bajos”, Loser comentó que la siembra en la unidad productiva comenzó en los primeros días de setiembre y fue extendiéndose hasta noviembre.
Resaltó, en este contexto, que esta es una campaña bastante seca, en comparación con la anterior, ya que precisó que registraron 400 mm de setiembre a diciembre de 2024 y en lo que va de este 2025, apenas alrededor de 100 mm. «Tuvimos una campaña seca, con gran variabilidad en la zona, con números muy distantes a los del año pasado, cuando tuvimos exceso hídrico, fue una zafra de 1500 mm”, recordó.
Enfatizó que con la experiencia acumulada en estos años, la idea fue realizar una siembra escalonada, sin dejar pasar la ventana de siembra, teniendo en cuenta lo que puede representar un exceso hídrico en época de implantación, ya que puede atrasar el trabajo.
Precisó que de las 1500 hectáreas trabajadas ya fueron cosechadas 1200 hectáreas, con un rendimiento promedio de 3200 kg por hectárea. Acotó que hubo lotes de menos rindes que llegaron a 2000 kg, pero también parcelas que produjeron entre 4300 y 4400 kg.
Según el profesional, la incidencia más alta en el costo está en la enmienda del suelo, desde los fertilizantes hasta los correctivos. En cuanto a presión de plagas y enfermedades, se comentó que se realizaron tratamientos curativos y preventivos. “También tuvimos problemas de malezas con manejo de preemergente y de posemergencia, pero los costos más altos están dados en la enmienda”, remarcó y agregó que si bien faltan los números finales, el punto de equilibrio estaría entre 1600 y 1700 kg, sin contar el valor de la tierra o costo de alquiler.
Para la zafriña, el técnico mencionó que destinaron un 60 % del área a cultivo de renta y un 40 % a cultivo de cobertura para cuidado de suelo.
Recordó que el proyecto agrícola se desarrolló en un campo natural, donde no se venía trabajando. “Conocíamos las limitantes porque veníamos estudiando hace un par de años, fue un desafío grande el tema de los caminos, también fundamental el tema del drenaje y la forma de producir era totalmente diferente, por lo menos como conocíamos en Argentina”, afirmó.
Señaló que el drenaje era sumamente importante por la condición de los campos bajos, además de la corrección del suelo ácido en su parte química.
Enfatizó que el desarrollo del campo llevó su tiempo con el objetivo de realizar todo el proceso para que sea productivo, como no sembrar sin corregir el suelo y tratar de que no le falte ningún tipo de nutriente al cultivo.
La primera experiencia agrícola en la zona arrancó en agosto de 2021 con el cultivo de soja, bajo un esquema de trabajo con contratistas. “Ese primer año habremos hecho 400 hectáreas aproximadamente y fuimos avanzando con el desarrollo, la verdad fue una campaña de aprendizaje con números difíciles, alrededor de 1000 kg, después ya comenzamos a hacer trigo, soja, maíz, fuimos probando con distintos cultivos”, acotó.
Loser resaltó que los techos productivos en la zona son más de los esperados y que el objetivo es seguir trabajando en el proceso de desarrollo agrícola para optimizar el uso de los recursos con la tecnología disponible y los datos obtenidos.
“Tenemos muchos muestreos de suelo para ir trabajando en enmienda o encalado por ambiente. El aprendizaje está, dado que no todos los años son iguales, que la zona es muy variable”, concluyó.
[Foto : Lomita S.A. Producción Agropecuaria / Gentileza]