Bruno Alberto Boff es nuestro entrevistado en esta edición de Revista Productiva. Nos recibió en su establecimiento en La Patria, Boquerón, en donde compartió su historia de vida y los recuerdos sobre su llegada a Paraguay, así como los conceptos que prioriza en su trabajo y los sueños que tiene en el sector agropecuario.
¿Quién es Bruno Boff?
Mi nombre es Bruno Alberto Boff, tengo 67 años y vivo en Ciudad del Este. Estoy en Paraguay, junto con mi papá, desde la década de 1960 con una trayectoria muy linda. Mi papá y yo somos brasileños. Él llegó a Foz de Yguazú en el inicio de la década de 1960; ahí surgió la posibilidad de comprar un pedacito de tierra en Paraguay.
Nosotros teníamos también propiedades en Brasil, donde se quedó Itaipú, y fuimos indemnizados allá cuando se construyó la represa. Literalmente, aquellos campos hoy están bajo agua.
Allí fue nuestro inicio en la agricultura y ganadería.
¿Cómo se dio ese proceso para llegar a Paraguay?
Con ese dinero hicimos las inversiones acá. Yo me formé y seguí los negocios de mi padre. Siempre tuve el sueño de seguir en el campo, pero yo tengo formación en economía; me formé en Brasil en 1981, me casé y fui a Foz de Yguazú a trabajar en los negocios de mi papá.
Siempre tuve la idea de venir a Paraguay, ese era mi sueño, también agrandar la propiedad y con el trabajo y con el tiempo seguir creciendo. Pude salir de los negocios y quedarme con la agricultura y la ganadería.
Tengo dos hermanas menores, yo soy el mayor, y me crié en la zona de Itaipú, entonces tengo lindos y tristes recuerdos. Mi infancia quedó bajo agua (…), pero después con la propiedad en Paraguay empezamos a desarrollarnos.
En 1981 me casé y con mi esposa vine a formar una familia con dos hijas y un varón. Tengo nietos paraguayos y todos trabajan en el negocio familiar, que son varios negocios en varios rubros, pero yo solo trabajo en agricultura y ganadería.
¿Qué te enamoró del suelo paraguayo?
Voy a ser honesto contigo, me gusta mucho estar acá y nunca quise tener ningún problema. He regresado unas cuantas veces a la tierra que me vio nacer, en Santa Catarina, pero ya hace décadas que vivo en Paraguay y no tengo deseos de salir.
El calor humano de la gente y la voluntad de nosotros es tanta que nos olvidamos de muchas cosas. El querer estar en el día a día es lo que nos motiva.
¿Recuerda aquellos años con limitaciones, aquí en el Chaco?
Sí, claro. No teníamos luz, electricidad y nada en el país. Los caminos eran malos y cuando llovía no se transitaba, no solo en el Chaco, sino en todo Paraguay. Incluso en los 90, cuando empezamos, no había asfalto, pero todo eso motiva.
Yo pienso que al que le gusta trabajar en el campo esas dificultades son pocas. Cuando te gusta lo que hacés, vas adelante.
¿Cómo comenzaron a trabajar en el Chaco?
Nosotros llegamos con un proyecto del Gobierno en La Patria para desarrollar la ciudad que no tenía nada, era una ciudad antigua. Fuimos invitamos con mi papá para desarrollar un proyecto y seguimos con eso por un tiempo pero con el cambio de Gobierno, luego el objetivo varió.
Seguimos en la zona siempre motivados por la pasión de desarrollar y ser pioneros. Ya son 20 años de desarrollo en este local, pero en el Chaco ya son casi 30 años.
¿Qué le caracteriza a usted como persona?
Una de las cosas principales de la vida es la honestidad; conseguí educar buenos hijos y logré tener personas buenas a mi lado. Para mí fue fácil porque eso venía de mi abuelo, mi papá y era una semilla que estaba ahí.
Hoy en Paraguay tenemos casi 500 funcionarios, todos registrados y con IPS. Todos los funcionarios duermen con aire acondicionado, entonces si uno quiere ir adelante, tenés que hacer que tu gente progrese.
Si uno tiene un sueño, trabajando y siendo honesto, va a alcanzarlo.
¿Cuál fue el momento más complicado que tuvieron que experimentar?
Teníamos una propiedad en la ruta PY06 que fue invadida por los campesinos y yo sufrí mucho. Acá en el Chaco una ONG quería aumentar la tierra de una comunidad indígena y quería nuestra tierra; fue un problema que superamos. Para esas situaciones, uno necesita fuerzas para ir adelante.
¿Tiene sueños por cumplir?
No digo que no tengo sueños, pero soy un tipo realizado y feliz. No me gusta pelear, así que soy una persona que está en paz con la vida porque creo que el mundo es muy difícil, nos gusta complicar más las cosas.
Tengo el sueño de perpetuar las cosas de una forma diferente y conducido de una manera a hacer la sucesión. Mi papá tiene 92 años y él ya ve la trayectoria.
Yo crecí en el comercio, vine al campo porque es mi sueño, pero mis hijos están en el comercio y no van a salir para venir acá. No puedo tener un sueño y frustrarles a ellos; hay formas de hacerlo y estoy trabajando en ello.
Quiere dejar un mensaje final
A mis colaboradores quiero agradecerles por lo que siempre hacen con cariño. Para mí es importante que la familia esté unida; mi familia adora el campo y me acompaña.
Yo creo que el campo es el fundamento para una buena vida en el futuro.
Lo que debemos tener es persistencia y fuerza de voluntad para trabajar. En todos los negocios hay altibajos y el productor rural debe tener voluntad en lo que hace, fe y poco endeudamiento.
Los ejemplos de trabajo, unión y organización son cosas importantes que uno necesita.
Ficha personal
Bruno Boff tiene 67 años de edad. Es de origen brasileño, pero desde muy joven acompañó a su padre a trabajar en el Chaco paraguayo, en donde llegó a inicios de los 90. Es economista de profesión, pero su amor por el campo lo condujo a liderar los proyectos productivos en Paraguay.
Junto a su padre trabajó arduamente en el desarrollo de la región de La Patria, además de tener un fuerte protagonismo en el mejoramiento genético de razas bovinas en el país.
Hoy disfruta de su trabajo en Paraguay, tanto en el área comercial como en el sector agropecuario.
[Material publicado en el segmento Entrevista de la edición Nº 123 de enero de Revista Productiva, página 12]
[Foto : Revista Productiva]