El Ing. Agr. Pedro Acuña, profesor de la catedra de Entomología de la Universidad Nacional de Itapúa, mencionó en Nación Productiva que el pulgón amarillo es una plaga silenciosa de rápida multiplicación y que, básicamente, se alimenta de la savia del sorgo mediante un aparato bucal chupador, que le provoca un estrés fisiológico al cultivo y disminuye su potencial productivo. Agregó que el insecto tiene un sistema digestivo que le ayuda a eliminar el exceso de líquido y azúcares que va obteniendo de la planta y que propicia el desarrollo de la fumagina (hongo) en la etapa vegetativa, que, además de afectar el rendimiento del cereal, dificulta la cosecha mecánica, porque esa mielecilla se adhiere al grano.
Durante el agroclásico de los domingos, ocasión en la que hablamos del “Pulgón amarillo en sorgo: una amenaza latente”, el profesor señaló que, como su nombre lo indica, el pulgón amarillo es un insecto muy pequeño que se encuentra normalmente en el cultivo de sorgo en el envés de la hoja y para poder identificar y distinguirlo de otras especies de pulgones es necesario observar ciertas características morfológicas que lo diferencian como la antena y las patas de color oscuro, al igual que los sifones y la parte posterior que casi son de color oscuro. Acotó en este punto que puede haber diversidad de colores de insectos dentro de una misma colonia.
Señaló que para darle un nombre científico a la especie están todavía en una discordancia, a pesar de que en la región se ha detectado que el pulgón más importante para el sorgo es el Melanaphis sorghi como también puede haber el Melanaphis sacchari. “Morfológicamente son muy similares, por lo que en nuestro país en este momento todavía no hemos realizado la identificación correcta, porque es necesario un análisis molecular para decir de cuál especie es, pero son muy parecidas en cuento características morfológicas y comportamiento”, añadió.
Explicó que la plaga normalmente se inicia a partir de una colonia reducida en el envés de la hoja. Además, mencionó que estos insectos pasan las condiciones más desfavorables, como el invierno, en malezas hospederas como, por ejemplo, los sorgos de Alepo o las plantas guachas o rebrotes del propio sorgo que quedan en el campo. “Con un umbral térmico muy grande, inclusive de temperatura muy baja, las heladas que tenemos en el país no son muy severas y, probablemente, no van a matar a los individuos, y desde allí empiezan a migrar cuando inician un nuevo cultivo”, resaltó.
La población comienza por las hojas bajeras y a partir de allí va multiplicándose hasta cubrir todo el envés de las hojas, si tienen un hospedero adecuado como el material del sorgo y las condiciones ambientales favorables, precisó el catedrático.
Estos insectos poseen un aparato bucal chupador, por lo que necesitan alimentarse de la savia, que la obtienen mediante un estilete que inyectan en los vasos conductores de la planta, pero al introducir su estilete liberan enzimas que son toxicogénicas para la planta, que le permiten romper las células y succionar la savia. “Esto provoca un estrés fisiológico al cultivo, disminuye el potencial productivo de la planta y se empieza a observar el cambio del color con hojas bajeras más amarillentas hasta secarlas y se convierten en materiales más susceptibles”, remarcó.
Para esta plaga el sorgo es uno de sus principales hospederos, por lo que es importante reconocerla entre los otros pulgones e identificarla desde el inicio de la población para que no causen daños a nivel de campo.
El profesional explicó que es una especie asexual, por lo que se reproduce por partenogénesis, es decir, no necesita aparearse para producir otros individuos. Agregó que es vivípara, lo que significa que en vez de poner huevos ya colocan ninfas y normalmente las hembras aladas son las encargadas de diseminarlas. “En condiciones ideales entre cuatro y ocho días ya pueden duplicar la población, con altísima capacidad reproductiva”, acotó.
El insecto tiene un sistema digestivo llamado cámara de filtro, que le ayuda a eliminar el exceso de líquido y azúcares que va obteniendo. “De ahí la mielecilla que se va observando sobre la superficie de la hoja, que permite el desarrollo de la fumagina en la etapa vegetativa, además puede dificultar la cosecha mecánica, ya que esa mielecilla se adhiere fácilmente al grano, por lo que puede disminuir el potencial productivo, la calidad del grano y dificultar la cosecha”, recalcó y agregó que es una especie silenciosa que es difícil detectar en la etapa inicial, por lo que es importante el monitoreo, para no divisarla cuando el ataque ya está muy avanzado.
Acuña comentó, por último, que a nivel de campo se han observado diversas especies de enemigos naturales como, por ejemplo, los coccinélidos (mariquita o vaquita de San Antonio), los sírfidos y las crisopas, pero precisó que los enemigos naturales no llegan a controlar el pulgón amarillo cuando las condiciones son favorables para su proliferación.
[Foto: sorgo afectado por el pulgón amarillo / Gentileza Stella Candia]