Michael Gonçalves, productor de la zona de Itakyry, departamento de Alto Paraná, mencionó en Nación Productiva que el maíz de segunda zafra está presentando un buen desarrollo bajo el Sistema Santa Fe y tiene una estimación de rendimiento de entre 7200 y 7800 kg/ha y un punto de equilibrio cercano a los 4000 kg/ha, que podría dejar una rentabilidad de 45 %. Enfatizó la importancia del cuidado del suelo y el posicionamiento adecuado de los productos fitosanitarios.
Durante el agroclásico de los domingos, ocasión en la que hablamos sobre “Maíz de entrezafra: condiciones, limitaciones y proyecciones de cosecha”, Gonçalves mencionó que si bien hubo temperaturas altas, las lluvias llegaron en los momentos adecuados entre febrero y abril. Resaltó, además, que la inversión no fue muy alta, teniendo en cuenta las posibilidades climáticas. En ese escenario, estimó un rendimiento de entre 7200 y 7800 kg por hectárea, con un punto de equilibrio de alrededor de 4000 kg por hectárea, y un costo de producción de USD 550 la hectárea, que podría dejar un margen positivo de 45 % de rentabilidad.
Señaló que la plantabilidad es una tarea fundamental en el cultivo, donde se debe enfocar la inversión, ya que es la base del trabajo. “La humedad del suelo, semillas de alta calidad, semillas uniformes, la velocidad del plantío y usar un equipo de distribución que esté en buen estado, nosotros utilizamos el sistema titanio, con lo cual estamos muy contentos”, afirmó.
El agricultor explicó que cuando llegan las semillas, toman algunas muestras y con los discos recomendados por la empresa prueban para ver si funciona bien, a fin de evitar los imprevistos. “Cuando llega la hora de la siembra ya sabemos cuál disco utilizar”, aseguró.
El Sistema Santa Fe, que es el consorcio entre el maíz y la Brachiaria ruziziensis, se viene implementando hace dos años en la unidad productiva. “Estamos muy contentos porque ya estamos viendo los resultados de ese sistema que funciona muy bien”, enfatizó.
Resaltó que gracias a este sistema en la zafra pasada no hubo malezas y que la desecación fue muy fácil para plantar soja, posteriormente. “Deja muy buena cobertura en el suelo para evitar erosión, protege al suelo de altas temperaturas y a la vida microbiana, y una infinidad de cosas positivas que trae para nosotros”, recalcó.
En cuanto a la fertilización, expresó que cada año es una aventura en la siembra de maíz, porque no siempre las condiciones climáticas son favorables. “Este año nosotros hicimos una fertilización de 12-15-15 y solamente eso, esa fertilización fue suficiente para la producción esperada, porque el clima nunca sabemos cómo se va a comportar y si hacemos una inversión muy alta, corremos el peligro de no que no sea rentable”, añadió.
Agregó que un plan de aplicaciones bien establecido sirvió para un control efectivo de plagas. “Arrancamos con una aplicación de acefato después de plantar el maíz y antes de emerger, acompañado de monitoreo, con esa aplicación hicimos el control inicial de cigarrita, luego en V4 utilizamos otros productos, también en V7 otros productos, no tuvimos ataque de chinches”, remarcó.
En lo que respecta a enfermedades, dijo que las aplicaciones este año se realizaron de forma más adelantada y se hizo énfasis en un trabajo preventivo con un monitoreo constante.
“En V4 utilizamos una aplicación de Miravis Forte con Fensorax para prevenir la enfermedad de Bipolaris -también conocida como mancha foliar o tizón foliar del sur- y la aparición de cigarritas; teníamos cigarritas en V4 y funcionó muy bien, fuimos haciendo los monitoreos y en V7 entramos con la segunda aplicación de fungicidas y más Fensorax, y en VT hacemos la tercera aplicación de fungicidas y con un producto para pulgón, no fue necesario entrar con aplicaciones extras”, señaló.
Finalmente, señaló que el plan después de la cosecha de maíz es entrar con una cobertura de servicio, en este caso con el nabo forrajero, que hace un aporte agronómico importante, además de evitar la aparición de malezas antes de la siguiente siembra de la zafra venidera. “El año pasado el nabo quedó 70 días muy bien establecido, cuando fuimos a hacer la desecación para la siembra de soja fue muy fácil el manejo, es un tiempo que no puede quedar la tierra descubierta, porque si no, solo nacen malezas”, concluyó.