El país acaba de otorgar la autorización comercial de una soja resistente a la sequía y una papa resistente al virus PVY, ambas desarrolladas en Argentina
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, hizo el anuncio el pasado lunes 5 de octubre (2015) en un acto que la presidenta encabezó en la Nave de la Ciencia.
La presidenta destacó que “con la aprobación de la soya resistente a la sequía, la primera en el mundo, y también con la aprobación del evento tecnológico de la papa resistente al PVY ingresamos al selecto grupo como el sexto país que produce estos eventos para ayudar a la agricultura”.
Y agregó “estos no son eventos solo tecnológicos sino también económicos y sociales que van a producir más alimentos para la humanidad”, y además destacó la importancia de dos productos que serán fundamentales para la economía de los productores en diversos sectores del territorio argentino y permitirá un fuerte desembarco en mercados internacionales.
Las proyecciones indican que de aquí al 2050, la producción alimentaria tendrá que incrementarse en un 70% para abastecer la creciente demanda y necesidad de alimentos en el mundo (se estiman 9.200 millones de habitantes en ese año). Pero, al mismo tiempo, también se incrementará la demanda de otros agroproductos para la producción de fibra y energía.
Soja resistente sequía
Es la primera vez a nivel mundial que se aprueba un producto de tolerancia a sequía en soya y fue desarrollado a través de un emprendimiento nacional con interacción público-privado y que permite mantener los rendimientos en condiciones de carencia temporal de agua.
La investigación y el desarrollo fueron realizados por el grupo de trabajo que conduce la doctora Raquel Chan, de la Universidad Nacional del Litoral e investigadora del CONICET. Luego esta tecnología fue incorporada en soya por la empresa nacional INDEAR, del grupo BIOCERES.
Papa resistente a virus PVY
Las papas sufren varias enfermedades virales endémicas que provocan pérdidas considerables para economías regionales del sur, centro y norte del país. El virus PVY (Potato Virus Y) es el principal de estas enfermedades y puede causar pérdidas económicas de hasta el 80% del cultivo y la infección usualmente obliga al productor a volver a comprar semilla de papa año tras año.
Este cultivo es resistente a un virus que es endémico para todas las zonas de producción papera de Argentina, y es un claro ejemplo de solución a un problema específico de una cadena productiva nacional.
Además, si bien no eliminará la necesidad de volver a comprar semilla libre de estas y otras enfermedades en forma periódica, permitirá espaciarlo con 2-3 temporadas de resiembra, de “uso propio” por parte del productor, lo cual le dará más libertad para manejar su cultivo y reducirá sus costos.
Es una tecnología desarrollada por investigadores del Instituto de Ingeniería Genética y Biotecnología –INGEBI– del CONICET, los doctores Fernando Bravo Almonacid y Alejandro Mentaberry. Cabe destacar que este mismo grupo y otro del INTA liderado por el doctor Esteban Hopp han desarrollado más variedades de papa con diferentes mejoras biotecnológicas que también podrían estar disponibles para el productor en poco tiempo más. La empresa nacional que promueve la comercialización del producto es TECNOPLANT, una subsidiaria del grupo SIDUS.
De esta manera, Argentina se une a diversos países (como Cuba, Indonesia, Estados Unidos, Colombia, Chile, entre otros) que no sólo siembran cultivos genéticamente modificados o transgénicos sino que también los desarrollan a la medida de las necesidades de sus suelos y de los agricultores.
Fuente: chilebio