Por David González

La situación del agro vive escenarios polarizados. Por una parte, se cierra una campaña que probablemente llegue a los 11 millones de toneladas, según el Gobierno nacional, pero en términos financieros, el productor sigue expectante de lo que acontezca en el mercado internacional con la cotización de la soja.

 

Al inicio de la campaña 2019/20, el precio promedio era de USD 340 la tonelada, lo que con el costo logístico asumido (premio) quedaría en finca alrededor de USD 300 la tonelada, una cifra que no agradaba a los agricultores, pero que en un escenario negativo hubiese ayudado a generar márgenes –mínimos- para cumplir con compromisos asumidos en la campaña anterior, en la que se tuvieron fuertes pérdidas productivas y, en consecuencia, problemas económicos.

 

Sin embargo, al momento de la comercialización del grano de soja, el precio promedio está USD 50 por tonelada menos en relación con la expectativa inicial del productor, con lo que se presenta una situación irónica ejemplificada por un productor de la localidad de Jésus (Itapúa), quien dice que “los buenos volúmenes de producción registrados, en general, a nivel país no sirven, si el productor no tiene dinero en el bolsillo”.

 

Actualmente, los precios recibidos por el productor en finca oscilan los USD 250 la tonelada, aunque existen esperanzas de que la condición mejore ante el inicio de la demanda china tras superar la crisis sanitaria a causa del coronavirus.

 

“No podemos hablar de superzafra como dicen algunos, porque el hecho de que tengamos granos en volúmenes importantes no representa nada, si el productor no tiene nada en su bolsillo”, expresó.

 

Al realizar un cálculo rápido, solo con esa variación negativa y con base en un posible volumen de cosecha de 11 millones de toneladas, como estimó el Gobierno nacional, dejarían de ingresar al país USD 550 millones, volumen que tal vez lleve consigo los posibles márgenes de ganancia que esperaba el productor y todo el país.

 

Con este nuevo escenario, si bien el PIB puede verse favorecido, el consumo a nivel nacional no tendrá el mismo dinamismo con este importante volumen de negocios que dejará de ingresar a las arcas de los productores y, en consecuencia, de toda la cadena de valor que mueve el agronegocio.

 

[Foto: Revista Productiva]