La condición de una prolongada sequía en el periodo de desecación les generó a los productores incontables inconvenientes para iniciar la siembra con un campo limpio, libre de malezas.

 

El equipo periodístico de Productiva C&M se trasladó hasta Santa Fe del Paraná, departamento de Alto Paraná, para visitar una unidad de producción en donde el Ing. Agr. Fabricio Krzyzaniak, director de Farm Consultoría, habló de la condición ambiental registrada al inicio de la campaña agrícola y el impacto sobre el control de malezas.

 

El profesional indicó que en el periodo de desecación, cuando se realizan las aplicaciones secuenciales de herbicidas, se tuvo un lapso muy seco, con gran estrés hídrico.

 

Primeramente, hizo hincapié en la complicada situación que vivieron las parcelas de trigo a raíz de las heladas y que, posteriormente, pasaron por un tiempo seco. “Tuvimos algunas ventanas de desecaciones que, en lo general, supimos aprovechar y cuando llovía ya entrábamos con las fumigaciones. A pesar de la sequía que pasamos tuvimos buenos resultados, con relación a los manejos de las malezas de difícil control”, resaltó.

 

Indicó que este año se tuvo un flujo de buva inferior al año pasado debido a que dentro de los cultivos de invierno y de cobertura hubo un periodo de sequía. Debido a esta condición, en general, no hubo grandes flujos de germinación, acotó.

 

Control. Expresó que luego de las lluvias se registraban vientos del sur con baja humedad del 25 % y temperaturas elevadas durante el día de hasta 36 °C, por lo tanto, en esta condición la tecnología de aplicación fue fundamental para lograr un buen control de las malezas. Agregó que desarrollaron ensayos en donde se fueron cambiando los adyuvantes, por ende, a través de eso, muchas veces se logró hasta el 20 % más de efectividad en el control de las malezas, principalmente de la buva.

 

La desecación está siendo recurrente en muchas parcelas porque ya estaban listas para la siembra a inicios de setiembre, pero como no hubo precipitaciones se tuvo que volver a planificar el control de malezas. “Por ejemplo, por la falta de humedad, en esta estancia fue sembrado muy poco desde la época de apertura de la siembra en Paraguay, que es el 1 de setiembre”, explicó.

 

Agregó que existían parcelas que estaban listas para la siembra a inicios de setiembre, pero tuvieron que pasar lapsos de 40 a 50 días de retraso en relación con la planificación original.

 

Alternativas. Dijo que se considera la primera aplicación dentro de la desecación para la intoxicación de las malezas, para que, posteriormente, con el doble golpe, la planta ya esté afectada en su fisiología y pueda morir.

 

Expresó que en esta campaña se realizaron aplicaciones en condiciones de estrés ambiental, por lo cual se utilizaron estrategias para minimizarlo, siempre trabajando en la parte de tecnología de fumigación, como tamaño de gota, horarios de aplicación y adyuvantes.

 

“En muchas parcelas estamos haciendo una tercera aplicación, que es algo que no estaba planeado y no teníamos contabilizado en el plan de los cultivos, pero era necesario hacerlo porque las malezas que se encuentren en las parcelas estarán interfiriendo en los rindes de la soja”, indicó.

 

Principios activos. Manifestó que en la primera aplicación lograban la intoxicación de la buva, pero además se realizaba un buen manejo de las otras malezas. En ese sentido, la herramienta utilizada fue el glifosato, porque pese a que varias malezas poseen resistencia, potencia los otros herbicidas.

 

Asimismo, fue utilizado un inhibidor del acetohidroxiácido sintetasa (ALS), que puede ser clorimuron, diclosulam e imazetapir, de acuerdo con la flora existente en el área. En ese proceso se busca establecer las estrategias, mediante la suma de un herbicida auxínico que ayude a intoxicar a las malezas de hoja ancha.

 

Buva. Por otra parte, comentó que la buva de 10 cm es mucho más fácil eliminar, en relación con una de 20 cm, porque cuando crece desarrolla gemas laterales que si son mal manejadas, la maleza empieza a emitir nuevos brotes en su fisiología.

 

Indicó que a nivel de campo se observa una nueva generación de buva en parcelas que fueron manejadas y están listas para la siembra.

 

“Tuvimos un periodo de sequía muy grande, prácticamente de 60 días, y en las ventanas hicimos las desecaciones, así como la doble desecación, pero en muchas áreas tuvimos algunas lluvias de 6 mm que no nos permitió la siembra, pero si ayudaron a que emergiera un nuevo flujo de buva”, explicó.

 

Mencionó que se observó que en muchas áreas donde fueron utilizados inhibidores de ALS y herbicidas preemergentes hubo flujos de germinación de Conyza spp., lo que significa que existen biotipos de buvas con resistencia en preemergencia aun con las altas temperaturas.

 

La germinación de la buva ocurre en temperaturas de entre los 10 a 15 °C. En este año se observaron en condiciones de sequía y altas temperaturas flujos de germinación de esta maleza en épocas no comunes.

 

“Si tenemos buvas germinadas en las parcelas, es necesario que el productor haga un levantamiento de la parcela para conocer si hay otras malezas de difícil control y entrar con los productos que puedan controlar toda esa flora de malezas”, indicó.

 

Finalmente, dijo que es posible eliminar una buva pequeña, pero se debe ingresar con el producto correcto, con una dosis adecuada y las condiciones ambientales óptimas.

 

[Material publicado en la edición de octubre de Revista Productiva, en el segmento “Agricultura Productiva”, páginas 16 y 17]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]