La Cámara de Fitosanitarios y Fertilizantes (Cafyf), Syngenta y CropLife Latin America desarrollaron un workshop online, donde promovieron la actualización de conocimientos sobre el Paraquat, un herbicida posemergente utilizado por los productores dentro del plan de manejo de malezas.

 

Cafyf, Syngenta (como socia de Cafyf) y CropLife Latin America promovieron el pasado 27 de mayo un workshop online, con el objetivo de difundir la actualización de los conocimientos sobre el uso y manejo del herbicida Paraquat.

 

En ese sentido, José Ramón Mejía, consultor externo de Syngenta y uno de los disertantes de la charla, expuso algunos aspectos técnicos de ese herbicida. Primeramente, resaltó que la problemática de las malezas en la agricultura es una gran limitación y un factor de perjuicios muy significativos, por lo que la solución requiere de la integración de diferentes métodos para controlarla.

 

Mejía señaló que el Paraquat es un herbicida posemergente con propiedades únicas que siempre ayudó a los productores a controlar las malezas. Destacó que es una molécula hidrosoluble que tiene bajo riesgo y recomendó su utilización en las malezas pequeñas.

 

Según el consultor de Syngenta, el principal problema con el Paraquat es el desconocimiento, el mal manejo y el mal uso. Este producto se viene usando hace 61 años en la agricultura y científicamente no hay evidencias que lo vinculen con ninguno de los resultados de salud investigados.

 

Durante el workshop, el Dr. Evelio Cardozo, médico toxicólogo, quien orientó sobre la toxicología del Paraquat, explicó que para los médicos este producto es una sustancia altamente polar y corrosiva. “Cuando el producto ingresa vía pulmonar es pobre, el efecto sistémico por inhalación no se reporta como un caso grave, el efecto en la piel es escaso, pero el problema está en la absorción por ingestión”, añadió.

 

No obstante, el profesional recalcó que los tratamientos son eficaces si se llega rápido a la asistencia, pero esto normalmente no ocurre.

 

Por su parte, el Dr. Mauricio Rodríguez, director de Asuntos Científicos de CropLife Latin América, habló sobre marco regulatorio y uso responsable de los defensivos agrícolas. Explicó que la ciencia guía la regulación internacional de los defensivos agrícolas, con el objetivo de minimizar los riesgos y lograr el aprovechamiento de los beneficios que tienen estos productos para la agricultura.

 

Acotó también que, en la actualidad, existen varios cambios que obligan a la agricultura a producir más alimentos con menos recursos. Por otro lado, precisó que cada vez el razonamiento político se impone más a la ciencia, y hay muchas ONG globales que están moldeando la percepción del mundo, no solo en Europa, sino alrededor del globo con las ideas de que el riesgo no puede ser manejado por las personas.

 

En la Unión Europea se ha creado una visión ultraconservadora y en gran parte anticientífica, que se está exportando a otras regiones. “Esto no solo está causando pérdidas de ingredientes activos para la agricultura, sino que afecta a las regulaciones para la comercialización de alimentos en Europa”, resaltó Rodríguez.

 

El representante de la CropLife Latin América indicó que de seguir las restricciones a la agricultura se pueden estimar pérdidas en las exportaciones por un valor de € 65 mil millones desde América Latina a Europa, lo que afectaría a los productos como la fruta, cereal, derivados de soja para la alimentación animal y otros.

 

El objetivo de las industrias es minimizar el riesgo y para eso se utiliza todo tipo de evidencias científicas, de tal manera a que los productos puedan ser empleados de manera segura, señaló Rodríguez.

 

Por último, enfatizó que el uso responsable de la agrotecnología es una responsabilidad compartida. Además de las industrias, están los gobiernos que regulan, los distribuidores, los agricultores y los consumidores que deben informarse correctamente.

 

[Fuente: Cafyf]