La soja tuvo una expansión notoria en la última campaña en la región Occidental, respaldada por la buena cotización internacional que despertó el interés de los productores. Este escenario fue analizado en el programa televisivo Nación Productiva, una producción periodística de Productiva CM, emitido los domingos a las 20:00 por canal PRO.

 

El tema “Resultados de la cosecha de soja en el Chaco Central” fue desarrollado con panelistas de primer nivel, miembros de los servicios agropecuarios de las tres cooperativas más importantes de esta región: Chortitzer, Fernheim y Neuland.

 

En la primera parte del programa, el Ing. Agr. Jenny Dueck, integrante del Servicio Agropecuario (SAP) de la Cooperativa Chortitzer, comentó que la sequía también afectó el área de la cooperativa. “Tuvimos un tiempo bastante seco durante el ciclo y hay zonas de la cooperativa muy afectadas por la sequía, por ejemplo, en la zona central, cerca de Loma Plata y alrededores, los productores que sembraron soja recibieron muy poca lluvia”, indicó.

 

En el caso específico del ensayo oficial que tiene la Cooperativa Chortitzer, este recibió en todo su ciclo solamente 98 mm de lluvia y con eso la soja no puede producir mucho, pero, igualmente, la variedad que más produjo llegó a 1400 kg por hectárea.

 

En tanto que hacia el sur de la colonia, en Lolita, los productores recibieron una mejor lluvia, con alrededor de 400 mm en el ciclo, con lo cual los rendimientos fueron bastante buenos, con promedios de 2500 a 2800 kg por hectárea.

 

Dueck comentó que otra zona muy importante para la cooperativa es el norte, en donde no hay gran población, pero sí campos ganaderos en donde llovió bien este año, incluso con niveles de hasta 900 mm en todo el ciclo de la soja, entre enero y mayo. Este nivel de humedad permitió que los rendimientos sean mayores, inclusive entre 3000 a 4000 kg por hectárea. “Las precipitaciones fueron muy variables en toda la colonia, por ende, también el rendimiento final de la soja tuvo ese comportamiento”, lamentó.

 

Dueck mencionó que en la zona del ensayo se tuvo probablemente uno de los años más secos con 98 mm desde la siembra hasta la cosecha. “De esa forma, el cultivo se entrega antes de madurar, pero lo interesante fue que hubo variedades que toleraron eso e igual produjeron granos de 1400 kg por hectárea y eso es interesante. Hay que aclarar que necesitamos un perfil del suelo cargado para tener un rendimiento con tan poca lluvia”, explicó.

 

El profesional dijo que se trata de hacer un barbecho de dos meses para mantener la parcela libre de malezas y plantas vivas para que toda el agua de lluvia se infiltre en el suelo y represente una reserva para cada ciclo del cultivo. “Partimos de un suelo cargado con 200 mm de agua útil acumulados antes de la lluvia y eso la soja puede usar y lo ideal sería una mayor lluvia con 250 mm en el ciclo para que con eso se pueda producir entre 3000 a 3500 kg por hectárea”, añadió.

 

El ingeniero agrónomo comentó que el crecimiento del área de siembra de la soja en el Chaco es muy interesante. Agregó que una de las cosas que sustenta esta expansión es que la agricultura tomó otro tipo de suelo. “Anteriormente, la mayoría de los productores usaban el suelo arenoso para los cultivos, que funcionan muy bien para maní y para el sésamo, pero la soja no va bien en el suelo arenoso, entonces se empezó a cambiar a un suelo de monte donde hubo vegetación de monte en su origen, por lo tanto, ese tipo de suelo es mucho más fértil y más fácil de cultivar”, agregó.

 

Asimismo, la acumulación de agua previa a la siembra es uno de los factores más importantes para tener éxito en la agricultura. Las fechas de siembra también pasaron de enero a febrero, que ayudaron a asegurar el rendimiento. Además, acotó que el crecimiento del área agrícola obedece a que la ganadería sufre hoy en día el ataque de un conjunto de plagas que afecta a las pasturas.

 

Variedades. En cuanto a las variedades manejadas, comentó que aún no tienen una conclusión para recomendar usar una variedad, sino que es necesario que el productor utilice diferentes materiales de ciclos variados, sobre todo en la primera fecha de siembra; es decir, plantar una variedad de ciclo corto y largo en diferentes fechas para no poner en riesgo la producción. “Empezar con la siembra en enero y si es posible tener una fecha de siembra en febrero con los diferentes ciclos de las variedades sería positivo. En el último año la mayoría de los productores usaron ciclos largos y se comportaron bastante bien, pero no quisiera dejar de lado las de ciclo corto porque a veces nos entregan más granos y más kilos que los materiales de ciclo largo”, subrayó.

 

Viendo el sistema de siembra del Chaco, que consiste en la acumulación de agua en el suelo con esa reserva antes de la siembra, es más seguro incorporar un material de un ciclo más corto que uno de ciclo largo, sobre todo en caso de que no haya lluvias posteriormente. “Eso lo vimos en los últimos dos años donde tuvimos un corte de lluvia hacia el final del ciclo y los de ciclo corto rinden más que los de ciclo largo. En general, el productor todavía utiliza el ciclo más largo”, añadió.

 

En las últimas dos campañas en los ensayos oficiales que realiza la cooperativa no fueron las variedades Intacta las que rindieron más, sino que fueron las RR1, que tuvieron mejor comportamiento. “Fueron los años más secos y se tuvieron los mejores rendimientos. En los primeros cinco o seis años las variedades Intacta estaban en el primer lugar en cuanto a rendimientos”, agregó.

 

Dueck comentó que el costo de producción es más bajo que en la región Oriental, pero no es tan importante. “No usamos fertilizantes en la mayoría de los casos porque no tenemos respuestas concretas, entonces es difícil de convencerle al productor para usar ya fertilizantes”, resaltó.

 

Destacó que no tienen altos costos por uso de fertilizantes, pero deben considerar un costo de inversión elevado en el manejo del barbecho. Además, necesitan acumular agua antes de la siembra y mantener al barbecho dentro de la parcela también dos meses antes de la siembra; por lo tanto, se necesitan varias aplicaciones de glifosato solamente para preparar el lote, lo que representa un costo elevado, considerando que también hay malezas de difícil control que demandan dosis mayores de glifosato u otros herbicidas.

 

En la cooperativa se maneja un costo de producción de más de USD 450 por hectárea e incluso algunos llegan a los USD 500, considerando todos los costos que lleva el cultivo. “El costo va a incrementarse, pero todavía no vamos a utilizar masivamente los fertilizantes, así como el costo de fungicidas, que es menor para nosotros”, indicó.

 

Finalmente, mencionó que existe mucho por investigar en el Chaco. Agregó que mediante la unión de las cooperativas se formó Ideagro, que está abocada a desarrollar tareas de investigaciones para dar un sustento al desarrollo de la agricultura, sobre todo a la soja en el Chaco Central.

 

Fernheim. A su vez, el Ing. Agr. Fernando Fernández, miembro del equipo de asistencia técnica de la Cooperativa Fernheim, manifestó que la campaña 2019/20 le golpeó bastante no solo a la Cooperativa Fernheim, sino a todo el Chaco, pero en la última zafra 2020/21 hubo condiciones que parecían más promisorias aunque al principio no llovió en las primeras siembras. “A partir de febrero tuvimos mejores condiciones y como el área de acción de la cooperativa es más grande que Chortitzer o Neuland, la lluvia entrante en tiempo y espacio favoreció más a algunas zonas que otras”, resaltó.

 

Dijo que en Filadelfia y alrededores se sufrió bastante por la seca, pero en zonas situadas al norte no tanto.

 

Fernández explicó que en los ensayos tuvieron techos de productividad de 2000 kg por hectárea, pero en las zonas donde llovió más superaron la barrera de los 3000 kg, aunque en el centro y en Filadelfia prácticamente no se cosechó. Añadió que las regiones que tuvieron una siembra entre febrero y marzo lograron promedios más promisorios de alrededor de 1200 a 1500 kg.

 

Expresó que en el Chaco las condiciones que limitan el crecimiento están supeditadas netamente a las precipitaciones. “Podemos decir que el tema de infraestructuras, rutas y maquinarias serían limitantes, pero no tanto como el clima”, resaltó.

 

Expansión. Luego, resaltó que la soja se adaptó bien al sistema de producción de la integración agrícola-ganadera. Primero, acotó que se mejoraron los potreros de ganadería que no estaban rindiendo o que necesitaban un cambio radical, de manera a minimizar el costo de mejora de estos espacios. “Con el tiempo, los productores hicieron soja para mejorar los potreros de la ganadería, ya que no solamente daba mejores condiciones para la pecuaria, sino que podría traer mayores beneficios económicos en la renta del mismo cultivo”, precisó.

 

Con relación al costo de producción, mencionó que estuvo en el orden de los USD 350 entre insumos y servicios. Añadió que la cotización de la soja se incrementó, pero el costo de producción también. “Si podemos mantenernos en un costo de producción que oscile los 1000 kg de granos, estaríamos siendo todavía competitivos comparado con la región Oriental”, resaltó.

 

Destacó que pese a todo lo que se sufrió en la campaña 2019/20 por la seca, el Chaco siguió creciendo. Considerando el área de siembra de la campaña 2020/21, estimó que en la siguiente se podría hablar de una nueva expansión, sobre todo si se mantienen los precios internacionales.

 

Respecto al potencial de expansión de la soja en área de la Cooperativa Fernheim, comentó que si solo se habla de cambiar el uso de pasturas instaladas en suelos franco-arenosos pasando a arcillosos, se estaría hablando de 350 a 500 mil hectáreas. “Si a eso le sumamos lo que el área ambiental o legal nos permitiría seguir creciendo es de 1,2 millones de hectáreas solamente en el área de influencia de la cooperativa. Sería un crecimiento inimaginable y sorprendente, pero no creo que se dé por cuestiones que escapan a cualquier análisis”, acotó.

 

Finalmente, recalcó que hoy el Chaco es sumamente competitivo y no solo con la producción de la soja y el maíz. “Hay bastante know-how en las cooperativas y les invito a que se acerquen porque existe demasiada gente capacitada. Atrévanse a desarrollar la agricultura que el Chaco tiene mucho que ofrecer”, finalizó.

 

Neuland. Por su parte, el Ing. Agr. Uwe Hüther, responsable del Servicio Agropecuario (SAP) de la Cooperativa Neuland, comentó que los socios productores están pasando por un año bastante difícil. Dijo que si bien en ciertos lugares hubo precipitaciones al inicio, muchas veces no es tanto la cantidad, sino la distribución la que hace tener un buen resultado en el rendimiento.

 

El profesional recordó que en la campaña 2019/20 también pasaron por un año muy difícil. “El año pasado tuvimos prácticamente una producción cero y algunos productores cosecharon 300 kg, y se echó a perder toda nuestra producción”, rememoró.

 

Uwe dijo que la campaña de este año permitió mejorar los resultados debido a las precipitaciones registradas al principio que fueron muy importantes para disponer de agua en el perfil del suelo. Agregó que eso permitió lograr rendimientos relativamente buenos y sumado a los precios registrados, se logró cubrir costo de producción con 500 a 600 kg.

 

“En campos experimentales partimos de 1200 a 2000 kg que son parcelas que tienen más de seis años de siembra directa y también la lluvia acompañó a pesar de la poca distribución de la precipitación, pero independientemente de eso, la media fue de 1500 kg”, resaltó.

 

El ingeniero agrónomo comentó que el haber salido de los campos arenosos e instalarse en los franco-arcillosos ayudó a las otras colonias que estaban teniendo problemas con plagas y malezas a contrarrestarlas y a avanzar sobre el área de siembra. Además, en los campos más desgastados esto permitió habilitar áreas productivas agrícolas.

 

“Cabe mencionar que al hablar de campos de monte eso no quiere decir que nosotros estamos echando para la producción agrícola. Nuestro foco está basado en suelos de campos ganaderos que están enmalezados o atacados por plagas, entonces entran en un proceso de rotación por el reciclaje de nutrientes. Nos permiten entrar con maíz para la producción ganadera, ya que nuestro principal rubro de producción sigue siendo la producción de carne”, indicó.

 

El profesional destacó que existe una distribución de 300 a 500 hectáreas, pero no existen productores que hagan una producción con 3000 hectáreas. “La mayor dificultad que veo está en la capacidad de convertir el suelo ganadero a uno agrícola”, acotó.

 

Manifestó que las condiciones de mercado favorecen mucho la expansión del maíz y la soja, pero particularmente no cree que el salto sea importante. “Estimamos en este momento 2200 hectáreas de soja, aproximadamente”, indicó.

 

En los últimos cuatro años el movimiento ha aumentado bastante y se ha habilitado el cambio de la rotación con la ganadería, que favorece mucho al suelo y también a las pasturas. “También viene con una buena cobertura y como no hay plagas y malezas eso permite que haya población de planta por metro cuadrado y, obviamente, la producción es mucho mejor”, precisó.

 

Por último, aseguró que en el Chaco no está todo dicho. Explicó que si bien existen buenas tierras, deben ser cuidadas, con el retorno de los nutrientes con base en la cosecha realizada. Agregó que se debe insistir en la rotación de cultivos, cobertura en otoño y en invierno entrar con trigo y centeno que dan buena cobertura, además del nabo forrajero.

 

“Estamos trabajando en la fertilización por más que no se obtenga lo que se espera, pero mínimamente deberíamos devolverle al suelo lo que se le está extrayendo para que no pierda su calidad y que sigamos siendo productivos y tener una buena rentabilidad”, concluyó.

 

[Material publicado en el segmento Actividad de la edición Nº 81 de julio de Revista Productiva, páginas 34, 35 y 36]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]